Alonso Alonso, Ramón

Párroco de La Almancha

Ramón Alonso Alonso nació, en Fuente de Pedro Naharro, Cuenca, el 28 de diciembre de 1887. Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Cuenca, entre los años 1908-1913, recibiendo el Orden Sacerdotal, el 17 de mayo de 1913 de manos del Obispo de la Diócesis de Cuenca, Monseñor Wenceslao Sangüesa y Guía, en la Catedral de Cuenca. Fue nombrado Coadjutor de Vara de Rey, en 1933 fue nombrado regente de la parroquia de los Hinojosos del Marquesado y en el año 1935 fue nombrado ecónomo de La Almarcha, de donde, posteriormente, fue Cura Párroco. En todos los lugares donde ejerció su ministerio sagrado es recordado como un sacerdote celoso y caritativo, muy estimado por todos los fieles.

Desde el momento de iniciarse la persecución religiosa fue perseguido, pero, como era tan querido por sus feligreses, los milicianos, incluso del pueblo, tuvieron que recurrir al engaño para no ser objeto de protestas al matarlo. No quiso esconderse ni quitarse la sotana.

El día 4 de agosto de 1936, unos milicianos le dijeron que lo acompañaban a Cuenca, donde tenía que declarar y que allí lo defenderían. Le hicieron montar en un coche. Pronto adivinó las intenciones de aquellos hombres que resultaron ir armados y con sus palabras demostraban un gran odio a los sacerdotes, porque comenzaron a maltratarlo de palabra y obra.

No habían recorrido más de cuatro kilómetros, cuando pararon el coche, le hicieron bajar, y sin más, comenzaron a disparar contra él. Don Ramón quedó mal herido y abandonado, con vida, en la noche. Arrastrándose pudo acercarse a una acequia, donde pudo beber agua con lo que quedó confortado. Un pastor lo encontró y avisó a sus familiares que lo recogieron y lo trasladaron a Olivares del Júcar, donde el médico y algunos vecinos lo acogieron y atendieron muy bien. Pidió que no tomaran represalias contra sus asesinos a los que perdonó. Ante su gravedad, fue trasladado al hospital de Tarancón, donde murió a las siete de la tarde del día 5 de agosto de 1936.

Fue asesinado sólo por ser sacerdote y por odio a la fe de Cristo, el pueblo de Dios lo considera mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.