Ruiz Serrano, Constantino

Obrero

Nació en Osa de la Vega el día 12 de abril de 1887 y bautizado con los nombres de Constantino José María. Sus padres se llamaban Francisco Antonio y Juana. Contrajo matrimonio con Segismunda Martina Pinedo Moyano, el 27 de diciembre de 1911. Del matrimonio nacieron siete hijos, de los cuales fallecieron dos.

Se distinguió por ser un buen esposo y buen padre procurando darles a sus hijos, una educación e instrucción religiosa. Siendo un buen trabajador, propietario agricultor, honrado, con una honradez intachable y leal, de una simpatía sin igual y de una bondad insuperable, caritativo en grado sumo, y muy piadoso. En compañía de su esposa antes de morir, y de sus hijos, acudía a la iglesia a cumplir los deberes religiosos. Frecuentaba los Sacramentos, cumplía el precepto dominical y acudía a la Santa Misa con mucha frecuencia. La esposa murió el 4 de noviembre de 1930. Como buen esposo quiso a su esposa, a la que dio, en todo momento, un trato muy bueno, proporcionándole, mientras vivió, de todo lo necesario para la crianza de los hijos y para cubrir las necesidades de todos los que tenían relación laboral o de amistad con la casa.

A quienes trabajaban en la casa, les aconsejaba que fueran buenos cristianos, dándoles facilidades para que cumpliesen con la iglesia y educación a sus hijos. No contentándose con pagar lo justo, ayudaba siempre a los que lo necesitaban. En su pueblo y en los del contorno, gozó siempre de buena fama, por su lealtad, por su religiosidad, por el cumplimiento de los deberes para con los que con él trabajaban, por el pronto pago a los trabajadores, por la ayuda económica desinteresada que prestaba a aquél que se la pedía

Cuando comenzó y arreció la persecución religiosa, conociendo el peligro que corría su vida quedándose en el pueblo, se negó a huir dada la corta edad de sus hijos y el estado de orfandad en que se encontraban.

El 4 de octubre de 1936 fue detenido. Se encontraba en las afueras de pueblo con algunos de sus hijos que jugaban al fútbol, cuando fue abordado por algunos milicianos que le obligaron a subir a un coche. Pasó algún tiempo, detenido dentro del coche, en la antigua “plaza de toros”, hasta que los milicianos llegaron con D. José Froilán, que, a empujones y malos tratos, lo introdujeron en el mismo. Se les vio saludarse y hablar mutuamente, quizás dándose ánimos ante la muerte que presentían, pues, desde el primer momento sabían que lo matarían. El coche se puso en marcha, pasando ante el Ayuntamiento, donde simularon un breve juicio, para dar la sentencia de muerte, desconociendo los términos de la misma. Después de tenerlo encerrado en la Iglesia, cerca de la medianoche del mismo día 4 de octubre, lo sacaron para asesinarlo. Al salir, dijo a los que los que le llevaban al lugar de la muerte: “¿Es éste el pago que me dais? No esperaba esto de vosotros”. Dada su personalidad religiosa y humana, el sufrimiento debió ser muy grande, al ver aquel comportamiento de gente conocida y la situación de la iglesia convertida en cárcel, totalmente destrozada, y al encontrarse con algunos paisanos y amigos, allí encarcelados.

Murió asesinado en la madrugada del día 5 de octubre de 1936, en la carretera de Quintanar de la Orden (Toledo), después de darle grandes tormentos. Su cuerpo, pudo ser recogido y enterrado, en el cementerio del mismo Quintanar de la Orden, en fosa común, donde enterraban a los que iban matando. Su muerte es recordada en su pueblo y en la comarca de Belmonte y se le considera mártir.

COMPARTIR:

Buscador 464

Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.