Rubio Belinchón, Francisco Javier
Labrador
De profesión era labrador. Se caracterizaba por cumplir siempre con los deberes religiosos y sociales. Muy trabajador y honrado fue respetado y querido por todos, gozando siempre de buena fama.
Se inició la persecución religiosa, se acentuó y llegó a Zarza del Tajo. Y el Siervo de Dios fue perseguido dado que se distinguía por su religiosidad y generosidad con todos. Él estaba en la era, en las afueras del pueblo, haciendo las labores de separar el grano de la paja, trillando. Fueron a por él y él, que era de temperamento bromista, pensó que la cosa era de broma, les siguió la corriente, pero viendo que la cosa iba en serio, echó a correr con sus alpargatas, recibió algún disparo mientras huía por la Cuesta del Valle, los Arroyos, las Huertas. Llegó a la Fuente Dulce, pero iba herido mucho tiempo sangrando, sin zapatillas, iba dejando huella de sangre. Le siguieron y de nuevo le dispararon, hiriéndolo gravemente. Ya en el suelo increpó a sus asesinos diciéndoles: “Así no se mata a los hombres”… Y tras breve discusión con ellos fue rematado a tiros y muriendo el 10 de agosto de 1936.
Humilde labrador y creyente murió por ser un buen hombre y buen creyente. Los que recuerdan su muerte consideran que lo mataron por odio a la fe católica, teniéndolo por mártir.




