Martínez Recuenco, Cesáreo
Presidente de la Adoración Nocturna y de las Conferencias de San Vicente de Paúl de Cuenca
El Siervo de Dios inició los estudios eclesiásticos en el Seminario conciliar de San Julián en Cuenca, el año 1895, animado por su amigo, D. Cipriano Gallardo, con el deseo de ser sacerdote y allí estuvo estudiando hasta el curso anterior al diaconado. Pero tuvo que discernir si seguir y llegar a ser ordenado como era su deseo de niño o formar una familia. Por fin, tras oraciones y consejos, el Siervo de Dios inició el noviazgo con Dª. Sira Gallardo Sánchez, tras el cual contrajeron matrimonio el 12 de octubre de 1911, en la parroquia de San Pedro Apóstol de Horcajada de la Torre. Tuvieron dos hijas: Pilar y Angustias.
Don Cesáreo se distinguió por su vida ejemplar de cristiano auténtico, dedicado con ardor a las obras piadosas: fue fundador y secretario del Comedor de Caridad, presidente de la Adoración Nocturna y de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Socorría y trataba a un buen número de pobres y necesitados, a los cuales enseñaba y confortaba espiritualmente. Su caridad no tenía límite, donde conocía una necesidad, se presentaba a remediarla en lo que podía.
Era empleado del Ayuntamiento de Cuenca, donde debido a su honradez y piedad cristiana fue perseguido encarnizadamente desde que se instauró la república: los concejales republicanos le amenazaron de muerte y le obligaron a dejar su cargo a pesar de que lo había ganado por oposición, alegando exclusivamente que “comulgaba todos los días”. Perseguido y sin empleo, soportó todo con resignación y paciencia. Sus hijas decían que incluso llegó a mirar con alegría cara a cara a todos sus enemigos.
Iniciada la persecución religiosa, fue detenido. En la noche del 8 de agosto de 1936, sonó un trágico aldabonazo en su casa, palideció y comprendió lo que aquello significaba. Su hija, Pilar Martínez Gallardo, testigo de la detención, lo relata así: “Acabado de rezar el rosario, la familia estaba reunida ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús cuando llamaron a la puerta del portal; miramos por el cristal del balcón y vimos a tres autos y muchos hombres que vociferaban y seguían llamando, les abrimos y subieron tres de ellos a decirle a nuestro padre que abajo lo esperaban para hablar, al decirle ʽhablarʼ se rieron a carcajadas. Mi padre se puso la chaqueta, … se encomendó al Sagrado Corazón, cuya imagen pudimos conservar, y le dijo: ʽSeñor, tuya es mi vida, si la quieres ahora, tómalaʼ… Noté que temblaba un poco y al ver que en cada peldaño de la escalera había hombres sentados, dijo al más próximo: ʽElías, tú me conoces y sabes que nunca he hecho mal a nadieʼ, a lo que el otro contestó: ʽNo, señor, a mí nunca me hizo mal, pero a lo mejor ha hecho usted mal a alguien…ʼ Entonces él del escalón de debajo dijo: ʽNo es por eso, es que usted va a misa tos los días y eso hoy…ʼ y le señaló su cuello simulando un corte de un extremo al otro. Entonces mi padre se soltó de mi brazo, se puso derecho y contestó: ʽAh, si es por eso, sí.ʼ Y bajó sin temblar hasta la calle y allí mismo sus hermanas, unas sobrinas y mi hermana Angustias le abrazaron y le besaron. Yo permanecía a su lado y al abrazarlo le dije: ʽPapá, acuérdate que hay otra vidaʼ y me respondió hablando fuerte y sereno: ʽSí, hija mía, por eso muero tranquilo, perdonadlos como yo los perdono y si podéis hacerles algún bien, hacédseloʼ… Nuestro padre andando normalmente, sin que nadie le tocara, subió al coche y se fue al encuentro con la Verdad”
Murió asesinado en la madrugada del día 9 de agosto de 1936, en lugar llamado el puente de la sierra de Cuenca, km 5 de la carretera de Alcázar, sólo por ser un buen católico y dar testimonio de su fe católica y por ello tiene fama de mártir.




