García-Cuenca Parra, Sabino

Herrero

Sabino nació en Zarza de Tajo el día 9 de febrero de 1918. Toda su vida la vivió siempre muy unido a su madre, Dª. Raimunda Parra Belinchón, también Sierva de Dios, llevando la misma vida cristiana que llevaba ella. Desde pequeño ya era muy religioso. Pertenecía a la Cofradía de San Antonio y a la Hermandad del Santísimo. Era un joven de santas costumbres, muy piadoso y caritativo que hacía siempre todo el bien que podía. Sabino trabajaba en la fragua que llevaba su padre, Gregorio García-Cuenca, que era herrero.

Iniciada la persecución religiosa, cuando su hermano Eusebio abandonó el pueblo buscando salvar la vida, fue detenido junto con su madre, ya que eran conocidos por su religiosidad. Los dos fueron trasladados a la Iglesia donde estuvieron detenidos unos diez días y después fueron conducidos al lugar donde fueron asesinados. Él rezaba y gritaba pidiendo auxilio a su madre y al Corazón de Jesús.

Su hermana Paz, cuando declaró con noventa y cuatro años de edad, explicaba: Detuvieron de nuevo a mi madre, esta vez con su hijo Sabino, mi hermano. Todos los días los sacaban por el campo para buscar a su otro hijo, Eusebio, que junto con un grupo de hombres de Zarza de Tajo, animados por él, había impedido unos meses antes que robaran y quemaran el templo parroquial. Como no lo encontraban, volvieron a llevarla a su casa. Pero dos días después, la encarcelaron de nuevo con su hijo Sabino. Al día siguiente llegaron al pueblo tres o cuatro camiones de milicianos sólo con la intención de detenerla con su hijo Sabino para que les ayudaran a encontrar a su otro hijo, Eusebio. Al día siguiente los llevaban a la iglesia de Belinchón. Ella, que era muy devota del Santo Cristo, deseaba llegar para rezarle, como tantas veces lo había hecho. Siempre animaba a su hijo a tener fe y a rezar. Los milicianos le repetían una y otra vez que ya no criaría más hijos católicos. Ella rezaba el Rosario (todos los días lo rezaban en la casa). Pararon el camión en las “Emes de Belinchón”. Les mandaron bajar y que caminasen hacia la iglesia. Y caminando hacia la iglesia los fusilaron. Los milicianos se acercaron para ver si estaban muertos y ella, con el último soplo de su vida, dijo: ¡Dios mío, perdónalos, que no saben lo que hacen!

Murió asesinado el día 22 de agosto de 1936 a las dos y media de la tarde en las “Emes de Belinchón” sólo por ser católico practicante como su madre y hermano Eusebio, que también murieron asesinados. Siempre ha sido tenido por mártir, como su madre y hermano.

Lo enterraron en el cementerio de Zarza de Tajo. Tenía 18 años de edad cuando fue asesinado.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.