Belinchón González De Mendoza, José Andrés

Labrador

José Andrés nació en Zarza de Tajo, Cuenca, el día 18 de abril de 1915. Hijo de José Cruz Belinchón Belinchón y de Vicenta González de Mendoza Belinchón. Tenía tres hermanas llamadas Laura, Fe y Visitación y dos hermanos, Saúl y Cruz que, como él, fueron asesinados el mismo día y en el mismo lugar.

El Siervo de Dios era de profesión labrador. Recibió una buena educación cristiana, al igual que sus hermanos. Se caracterizó por ser un buen hombre, trabajador, social y religioso fiel. Además, se distinguió por ser defensor de la religión católica, era querido por todos en su pueblo, donde trascurría su vida con toda paz y tranquilidad. Iniciada la persecución religiosa, dada su condición de católicos y sólo por ese motivo, tuvo que huir de su pueblo junto con sus hermanos, ya que temían por su vida porque además habían sido amenazados.

Cuando ya se había generalizado la persecución religiosa en España y encontrándose segando en el campo con sus hermanos se presentó un primo suyo llamado Eusebio y le notificó los sucesos criminales que se estaban cometiendo en el pueblo. Ellos, presintiendo que los matarían, huyeron y atravesando el río Tajo, llegaron a la provincia de Guadalajara, donde fueron detenidos y conducidos a la cárcel provincial de Guadalajara. Una vez detenidos, informaron a los milicianos de Zarza de Tajo que fueron a por el Siervo de Dios, sus hermanos y Eusebio García-Cuenca Parra y los mataron en Vicálvaro.

Murió asesinado el 24 de agosto de 1936, en la carretera de Vicálvaro (Madrid) por ser un buen católico y por odio a la fe. Lo enterraron en el cementerio municipal de Vicálvaro. Tenía 21 años de edad cuando fue asesinado. Quienes le conocieron lo tienen como mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.