Torres Briones, Jesús María de

Párroco de Priego

Nació en Priego, Cuenca, el 9 de noviembre de 1873. Sus padres eran Calixto de Torres Martínez y Catalina Briones Polo. Sus hermanos: Emilia, Enrique (sacerdote) y Roberto (sacerdote).

El Siervo de Dios realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario conciliar de San Julián en Cuenca, durante los cursos de 1893-1908. Fue ordenado presbítero el 30 de marzo de 1900, con permiso de Su Santidad y con dimisorias del Vicario Capitular de la Diócesis de Cuenca, por el Obispo Auxiliar de Toledo, Monseñor Juan José Laguarda y Fenollera, en la capilla del Palacio Arzobispal de Toledo.

Destinado a Priego, su pueblo natal, ejerció, primero como regente y coadjutor, posteriormente como párroco, durante treinta y seis años. Se caracterizaba por ser un celoso y diligente sacerdote que se distinguía por las virtudes propias de su estado, no dejando pasar ninguna ocasión de hacer bien a todos sus feligreses y paisanos. Perteneció a la Liga Nacional en defensa del Clero.

Iniciada la persecución religiosa en Priego, quiso ayudarle un hombre para escapar de tal forma que no lo mataran. Pero él dijo que si lo tenían que matar que lo mataran, que se quedaba en Priego junto a sus feligreses. Poco después, fue detenido en su domicilio por una cuadrilla de milicianos de la Columna del Rosal, junto con su hermano D. Enrique con el que tuvo la dicha de confesarse poco antes de morir. Fue conducido hacia Torralba, con otros vecinos del pueblo. Fue asesinado y su cadáver arrojado a una acequia, el día 31 de octubre de 1936 a las doce de la noche en las inmediaciones de Torralba, en el lugar llamado Los Sahucos.

Su cuerpo no fue hallado hasta el 2 de febrero, lo enterraron en el cementerio de Torralba, posteriormente sus restos fueron trasladados a la Iglesia parroquial de Priego. Tenía 64 años de edad cuando fue asesinado, consiguiendo la palma del martirio al coronar su vida sacerdotal con la muerte por Cristo.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.