Sepúlveda Lozano, Celio

Ecónomo de Almonacid

Nació en Montalbanejo, Cuenca, el día 1 de julio de 1889. El Siervo de Dios realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario conciliar de San Julián en Cuenca, durante los cursos 1907-1915. Fue ordenado presbítero el 20 de marzo de 1915, por el Obispo de la Diócesis de Cuenca, Monseñor Wenceslao Sangüesa y Guía, en la Catedral de Cuenca.

Su primer destino fue de coadjutor en Mota del Cuervo. En 1923, fue ecónomo de Uña, el año 1930 recibió el nombramiento de párroco de Las Majadas, en 1933 Chillaron del Rey y en 1935 de ecónomo en Almonacid del Marquesado. Se distinguió por sus virtudes: siempre fue humilde, cumplidor de los deberes del ministerio sacerdotal y bueno con todos. Sacerdote de gran fe pasó toda su vida amando a Dios y haciendo el bien a los hombres

Iniciada la persecución religiosa, cuando esta fue aumentando, tuvo que huir de Almonacid del Marquesado, donde el 26 de julio y alrededor del mediodía, se presentaron de improviso en el pueblo dos camiones de milicianos armados, que inmediatamente dispararon sus armas contra un sacerdote que pasaba por la calle; a don Celio lo maltrataron de palabra y de obra terriblemente, pero pudo escaparse.

Buscó refugio en su pueblo natal, Montalbanejo, donde estuvo dedicado a los trabajos propios de la recolección y a poco de terminar esta fue denunciada su estancia, siendo detenido y encarcelado en la iglesia el 16 de septiembre, junto a su paisano don Laureano Rubio. Se sabe que se burlaron de ellos, fueron insultados, maltratados y groseramente vilipendiados. A los tres días de encarcelados fueron sacados en un coche y muertos cerca de Villarejo Periesteban. Murieron perdonando a sus verdugos y gritando: “¡Viva Cristo Rey!”. Era el día 19 de septiembre de 1936.

Lo enterraron en el cementerio de Zafra de Záncara y después fue trasladado al de Montalbanejo (Cuenca). Tenía 47 años de edad cuando fue asesinado, por el hecho de ser sacerdote.

COMPARTIR:

Buscador 464

Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.