Merino Pérez, José

Canónigo Magistral de Cuenca

Don José Merino Pérez nació el día 19 de enero de 1895 en Carrión de los Condes (Palencia). Sus padres, Faustino y María Asunción, le acompañaron en el bautismo que recibió el día 23 de enero de 1895 en la parroquia de San Andrés Apóstol de Carrión de los Condes y fue confirmado el día 2 de julio de 1895 en la Parroquia de Santa María Magdalena del mismo pueblo.

Desde la infancia se distinguió por su expresión elegante y fácil pluma. Acudía a la parroquia donde encontraba ocasión para deleitar a sus compañeros con sus recitaciones y poesías dedicadas al Santísimo Sacramento y a nuestra Madre María Inmaculada. También dejaba ver su fervor y humilde piedad. Después de asistir a la escuela, el Siervo de Dios realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario menor del Sagrado Corazón de Jesús en Carrión de los Condes, desde el año 1906 a 1910. Pasó entonces como alumno interno del Seminario Pontificio y Universidad Pontificia de San Antonio de Padua de Comillas (Santander), obteniendo los grados de Doctor en la Facultad de Filosofía Escolástica y el de doctor en Sagrada Teología. Y fue ordenado presbítero el 10 de diciembre de 1919, por el Obispo de la Diócesis de Palencia, Monseñor Ramón Barberá y Boada.

El 30 de diciembre de 1919, fue nombrado coadjutor de la parroquia de San Millán de Baltanés, que desempeñó hasta el 18 de febrero de 1921, en que fue nombrado capellán de la Beneficencia Provincial de Palencia. En mayo de 1921, opositó a la canonjía Magistral de Palencia, para la cual, a pesar de ser felicitado, no fue elegido. Presentó la instancia para tomar parte en las oposiciones a la canonjía Magistral de Cuenca, el 22 de febrero de 1922. Siendo elegido el 22 de marzo para este puesto, por unanimidad de votos. En el Boletín de la Diócesis de Palencia, se le felicitaba por el cargo obtenido, con estas palabras: “Sacerdote ejemplar, teólogo profundo, escritor notable, orador de altos vuelos, es esperar que el cargo obtenido, coseche abundantes frutos para gloria de Dios, honra del Cabildo y provecho espiritual de las almas”. También fue profesor de Teología Dogmática en el Seminario de Cuenca, desde el curso 1922.

Se distinguió por ser un sacerdote muy estimado en toda la Diócesis dados su oratoria nada común, su simpatía, así como por su imaginación fascinadora y palabra encendida. Llenaba las iglesias cuando predicaba. Pero también por su amor por los pobres, pues ayudaba a todo el que lo necesitaba, especialmente a los obreros del barrio de san Antón. Se cuenta que una vez llamaron a su puerta unos cuantos obreros y fueron a pedirle limosna, y, como él no tenía dinero, se quitó la capa y se fue con ellos a pedir, empezando por la casa de enfrente.

Iniciada la persecución religiosa, D. José Merino, por su carácter de sacerdote fiel a Dios, fue detenido en el convento de las Concepcionistas, convertido en cárcel, y obligado a sacar escombros de las ruinas causadas por los milicianos. Sus compañeros de prisión estaban fascinados por su resignación El día de su martirio celebraba la Iglesia la fiesta de Cristo Rey, en la cual tantas veces había cantado las glorias de Nuestro Señor Jesucristo; aquel día, con más elocuencia que nunca habló de Dios a los milicianos, que se disponían a asesinarlo, terminó su vida gritando: “¡Viva Cristo Rey!” y “¡Viva España!”. Desde entonces, es considerado por todos como mártir. Murió asesinado el día 25 de octubre de 1936, con un grupo de laicos, junto a las tapias del Cementerio Municipal de Cuenca por ser sacerdote y por odio a la fe de Cristo. Se recuerda su muerte y tiene fama de mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.