Martínez De Toro, Eloy

Superior del Seminario de San Julián de Cuenca

Eloy Martínez de Toro nació en Garcinarro, Cuenca, el día 25 de junio de 1900. Sabemos que, a los trece años, comenzó a estudiar el Bachillerato, ingresando en el Seminario de San Julián de Cuenca después, en el año 1916, para realizar los estudios eclesiásticos.

Fue ordenado presbítero el 23 de diciembre de 1922 por el Obispo de la Diócesis de Cuenca Monseñor Cruz Laplana y Laguna, en la Catedral de Cuenca. Después pasó al Seminario de Toledo, donde se doctoró en Teología. Desde entonces y hasta su muerte fue superior y profesor de filosofía y física del Seminario de San Julián en Cuenca. También fue nombrado secretario de estudios del Seminario, en septiembre de 1927. Al mismo tiempo siguió los estudios superiores en la Universidad de Valencia, donde alcanzó la licenciatura en filosofía y letras.

Además, desde 1928, estuvo adscrito a la parroquia de El Salvador, no buscando nunca los bienes materiales ni honores terrenos, siempre dispuesto a dar su vida por Dios y por su sacerdocio. Se caracterizaba por ser inteligente y virtuoso. Gran entusiasta de la formación y educación de los jóvenes, organizó en Cuenca la Asociación de Estudiantes Católicos y la de los Padres de Familia, también colaboró en la fundación del Colegio Fray Luis de León, junto con los Hermanos Maristas

Cuando la persecución religiosa se había generalizado en toda la provincia y en la Diócesis de Cuenca, los miembros del Comité Rojo de Garcinarro persiguieron a este sacerdote, paisano suyo, con gran saña y malicia, entregándole al Tribunal Popular de Cuenca, que lo absolvió «burlesca e irónicamente». Después impusieron a la familia una multa de 3.000 pesetas «para pagar a sus asesinos». Lo encerraron en los calabozos de la Jefatura de Seguridad, de donde lo sacaron para propinarle crueldad, una tortura cruel durante dos días, pues fue sometido a duros e inimaginables golpes por todo su cuerpo e insultos ignominiosos hasta que le mataron con salvaje crueldad. Pues, según los testimonios recogidos, quisieron simular una corrida de toros, siendo el Siervo de Dios el toro, practicándole todas las suertes que se hacen al toro en las corridas propiamente, calvándole cuchillos y diversos objetos punzantes, oyéndose de lejos los gritos de dolor. Según estos mismos testimonios se les ocurrió porque su apellido era “De Toro”.

Fue inhumado el cadáver en el Cementerio de Cuenca. El año 1940, fue exhumado su cadáver. Testigos, que presenciaron este hecho, afirman que el cadáver estaba incorrupto y en la caja había como un cubo de sangre líquida, como la que sale de las venas, cuando se pincha en ellas, y que echaron en la sepultura donde fue enterrado de nuevo en el Cementerio de Cuenca (Cuenca). Fue asesinado el día 3 de enero de 1937, junto con don José María Ortega Montalbán, sólo por ser sacerdote y por odio a la fe católica. Tiene fama de mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.