Escudero Olarieta, Vicente

Capellán de las Carmelitas de Cuenca

Vicente Escudero Olarieta nació, en Cuenca, el 27 de octubre de 1883. Sus padres que, eran buenos católicos, se llamaban: Felipe y Martina y sus hermanos Tomás, Juliana, Policarpo, Santos, Mariano y Raimunda.

El Siervo de Dios realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario conciliar de San Julián en Cuenca desde el año 1902. Después pasó a cursar la licenciatura a la Universidad Pontificia de Granada. Fue ordenado presbítero el 5 de junio de 1909, por Monseñor Timoteo Hernández Mulas, obispo de Guadix, en la capilla mayor de su Palacio episcopal.

Asistió, durante seis años, como familiar, al Obispo de Guadix, Monseñor Hernández. Vuelto a Cuenca, fue profesor de latín en el Seminario de Cuenca desde el curso 1917/1918. También impartió clases en la Escuela Normal. En 1920 fue nombrado capellán de las Carmelitas de Cuenca. Desempeñó estos oficios y otros en la curia diocesana hasta la persecución religiosa.

Es recordado como un sacerdote ejemplar, humilde, piadoso, cumplidor, laborioso, ordenado. Admirado por las religiosas y venerado por cuantos lo conocían. Muy caritativo con los necesitados. Los pobres le amaban como a su padre, y él los socorría generosamente, sin ser conocida su caridad.

Iniciada la persecución religiosa, fue detenido junto a su hermana Raimunda, el 19 de septiembre de 1936, por la noche, por milicianos armados que los maltrataron cruelmente. Los milicianos declararon que iban a matarlo por ser sacerdote. Antes de la media noche y tras conducirlo al cementerio de Cuenca, fue atado a un árbol, mientras él daba reiteradamente vivas a Cristo Rey y a España y fue asesinado a tiros de ametralladora. Exclusivamente por ser sacerdote católico y por odio a la fe, gozando desde entonces de fama de mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.