Chico Saiz, Alejo

Párroco de Huete

Nació el día 17 de febrero de 1872, en Villanueva de Guadamejud, Cuenca. Hijo de Andrés y María Juliana. Tenía cinco hermanos: Joaquina, José Andrés, Crisanta, Isabel y Arsenio. En su pueblo natal pasó toda la infancia, siendo especialmente cuidado por sus padres.

El Siervo de Dios realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario conciliar de San Julián en Cuenca, desde 1885. Fue ordenado presbítero el 19 de septiembre de 1896, por el Obispo de la Diócesis de Cuenca, Monseñor Pelayo González Conde, en la Catedral de Cuenca.

Su primer encargo fue la parroquia de Portalrubio de Guadamejud. En 1904 fue nombrado regente en Bonilla, y en 1907 pasó a ser ecónomo, y posteriormente párroco. En 1909 fue nombrado párroco de Villalba del Rey y en 1930 párroco de Huete. En todos estos lugares, en palabras de quienes lo conocieron, se distinguió por ser un sacerdote celoso y desempeñó “con acierto y aprovechamiento” su ministerio. En todas sus parroquias dejó “hondas huellas de su laboriosidad y celo por la gloria de Dios”.

El inicio de la persecución religiosa llegó a Huete muy violentamente. Fueron profanadas y saqueadas la iglesia parroquial y demás templos de la localidad, perdiéndose innumerables objetos religiosos, muchos de ellos de gran mérito. Pero el Siervo de Dios se encontraba en su pueblo natal con sus hermanos ya que era de familia acomodada, y en el verano, con permiso del Obispo, se trasladaba a Villanueva de Guadamejud. Pero también a Villanueva de Guadamejud llegó la persecución iniciada la guerra civil. Y allí fue injuriado, insultado y torturado. Presentía que la muerte estaba cerca; el día en que fue groseramente insultado, comenzó a prepararse para morir bien y se confesó con otro sacerdote. No quiso huir y cuando fueron a prenderle, ante los milicianos, hizo la señal de la Cruz y oró un rato de rodillas en el suelo mientras los milicianos, estupefactos al principio, se lo permitieron. Después cayó enfermo, y, antes de estar repuesto, el 1 de agosto de 1936, fue trasladado, a medianoche, a Huete, por los milicianos, “que lo trataron muy bárbaramente y por fin lo asesinaron con gran crueldad”. Murió asesinado el 3 de septiembre de 1936, en el sitio llamado “El Júcar”, en el término de Carrascosa del Campo, Cuenca, junto a la carretera de Saelices, en torno a las tres de la mañana.

Lo mataron por ser sacerdote y por odio a la fe de Cristo. Fue enterrado en el cementerio de Villanueva de Guadamejud, en la ermita de Santa Bárbara. Tenía 64 años de edad cuando fue asesinado. Las gentes lo tienen por mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.