Palacios López, Wenceslao

Coadjutor de Mota del Cuervo

Nació el día 28 de septiembre de 1872, en Mota del Cuervo, Cuenca. Sus padres, Santiago y Salustiana, le educaron según la doctrina y moral católica. Los primeros estudios los cursó en su pueblo natal, pasando posteriormente al Seminario Conciliar de San Julián de Cuenca, donde realizó todos los estudios eclesiásticos, desde el curso de 1986.

Fue ordenado presbítero el 19 de septiembre de 1896, por el Obispo de la Diócesis de Cuenca, Monseñor Pelayo González Conde, en la Catedral de Cuenca. Poco después fue nombrado Coadjutor de Mota del Cuervo, donde estuvo hasta que lo mataron. Era recordado por los que lo conocieron como un sacerdote ejemplar y bondadoso, fue muy estimado por sus paisanos, sobre todo por los pobres a los que ayudó de forma especial. Muy devoto de la Virgen de Manjavacas, del Corazón de Jesús y del Santísimo Sacramento, siendo Capellán de Cofradía de Santísimo Sacramento y de la Hermandad de la Catequesis Parroquial.

Iniciada la Guerra Civil y cuando la persecución religiosa comenzaba a generalizarse violentamente, fue detenido el 24 de julio de 1936 y encarcelado. Algunos días después fue trasladado a Cuenca, donde fue torturado, física y moralmente, y cruelmente asesinado. Su cadáver, al ser exhumado, presentaba las huellas de un martirio cruel. Don Wenceslao murió con gran resignación cristiana y como hiciera algún signo significativo de elevar sus manos al cielo, implorando clemencia y perdón al Todopoderoso, le seccionaron un brazo, como diciéndole: “Para que no lo levantes otra vez”. Dejando que sufriera un largo rato, acabaron con él con varias descargas de fusil. Murió asesinado el día 21 de septiembre de 1936, a 4 kilómetros de Cuenca, en la carretera de Villar de Olalla, Cuenca, sólo por ser sacerdote y por odio a la fe de Cristo. Desde el momento de su muerte se le consideró mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.