Recuenco Encina, Claudio

Párroco de La Fuensanta

Nació el día 30 de octubre de 1882, en Villar de Olalla, Cuenca. Desde muy joven sintió y demostró su vocación sacerdotal. El Siervo de Dios realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario conciliar de San Julián en Cuenca, desde el curso 1899. Fue ordenado presbítero el 22 de diciembre de 1906 por el Obispo de Cuenca, Monseñor Wenceslao Sangüesa y Guía, en la Catedral de Cuenca.

Después de la ordenación sacerdotal, fue destinado en 1907 a Villar de Olalla, en 1908 a San Lorenzo de La Parrilla, donde estuvo diez años como coadjutor, y posteriormente ecónomo de la misma. Desde 1918 a 1927 fue párroco de Villarejo Periesteban, pasando en 1927 a ser párroco de La Fuensanta, pueblo de Albacete pero que en esa época pertenecía a la Diócesis de Cuenca, siendo muy querido y respetado por todos.

Al arreciar la persecución religiosa y ante la imposibilidad de celebrar el culto, el alcalde de La Fuensanta le recomendó que se marchara a su pueblo. Así lo hizo, a últimos de julio de 1936 se refugió en casa de su hermana, en su pueblo natal, Villar de Olalla y en el mes de agosto se ocultó en una en la tinada del Hocino Cerro del Medio, donde estuvo algo más de tres semanas. Pocos días antes de ser apresado, su sobrina le recomendó que se fuera del pueblo pues los propios vecinos lo iban a perseguir. Pero el Siervo de Dios, respondió: “Como Ministro de Jesucristo estoy dispuesto a sufrir con paciencia todo, como buen católico, teniendo en cuenta lo mucho que padeció Jesús, el Señor, en su pasión y muerte por todo el género humano; y por tanto, nunca negaré mi profesión de sacerdote, estando dispuesto a sufrir todo cuanto Dios me tenga destinado… ¿Qué vienen a por mí y me matan? Así estará dispuesto por el Ser Supremo…”.

El día 19 de septiembre, entre las ocho y las nueve de la noche, se presentaron en la tinada los del comité del pueblo, quisieron penetrar saltando las paredes, pero don Claudio no dio lugar abriendo la puerta y preguntandoles qué es lo que querían, despues de lo cual los convidó con la merienda que tenía. Ellos le dijeron que los acompañara al pueblo porque no querían que pasara frío y malas noches, hablando por el camino todos, presentándole en el comité, lo llevaron a casa de su hermana Juliana para que cenara. Allí se presentaron en casa de su hermana, varios milicianos armados preguntando dónde estaba el cura que tenía escondido. Se hizo presente él mismo ante los milicianos, que lo detuvieron, le ataron fuertemente los brazos a la espalda y le hicieron subir a un automóvil para trasladarlo a Cuenca. Por el camino, a pesar de ser insultado y maltratado, conservó hasta el final gran tranquilidad, rezando el Santo Rosario.

Murió asesinado el 19 de septiembre de 1936 cerca del cementerio de Cuenca por ser sacerdote y por odio a la fe católica. Tenía 54 años de edad. Se recuerda su muerte en su pueblo, en los pueblos que ejerció el ministerio sacerdotal y en la ciudad de Cuenca, teniéndolo como mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.