Peláez Plaza, Rafael
Coadjutor de Utiel
Fue ordenado presbítero el 28 de febrero de 1931, por el Obispo de la Diócesis de Cuenca, Monseñor Cruz Laplana y Laguna, en la Catedral de Cuenca. Una vez ordenado sacerdote, fue destinado a la parroquia de Utiel, como coadjutor, donde se distinguió por su piedad y prudencia en sus deberes sacerdotales.
En una declaración leemos que el día 7 de julio de 1936, se encontraba en su despacho, leyendo la vida del P. Pro, martirizado en Méjico, y dijo: “¡Qué hermoso es el martirio…!, ¡Si el Señor nos lo concede, tenemos que recibirlo con gusto, no sólo porque siempre hay que estar conforme con su voluntad, sino porque a cada uno le lleva por el camino que más le conviene, y en sus planes entrará que el medio para su salvación sea el martirio!… qué medio más rápido de ir al Cielo!”.
Al iniciarse la persecución religiosa, estaba en Utiel y ahí le impusieron una multa por las actividades de su ministerio. Fue detenido y a los pocos días asesinado, el 2 de agosto de 1936, en el término de Garaballa.
Los mismos milicianos, después de haberlo asesinado, para justificar su muerte, no encontraban razón ni pretexto alguno, fuera de su carácter sacerdotal. Algunos alegaban su simpatía y el aprecio en general; otros decían que por haber celebrado la Misa después del día 18 de julio… Lo cierto es que fue asesinado únicamente por ser sacerdote y por odio a la fe, por lo que siempre gozó de fama de martirio.
Según otra declaración, se conserva una carta en la que pedía a sus familiares que perdonaran y que no tuvieran rencor hacia sus asesinos, que él estaría en el Cielo, que habría escrito en el camino al martirio.
Fue enterrado en el cementerio de Garaballa y posteriormente trasladado a la Iglesia de Honrubia. Tenía 29 años cuando fue asesinado y tiene fama de mártir.




