Navarro Martínez, Manuel

Canónigo de la Catedral de Plasencia

Nació en Puebla de Almenara, provincia y diócesis de Cuenca, el día 9 de agosto de 1902. Hijo de padres pobres, desde niño mostró excelentes disposiciones para el estudio y afición a la música, con decidida vocación al sacerdocio. Estudió en el Seminario Conciliar de San Julián de Cuenca desde 1915 a 1925 donde disfrutó de beca con la obligación de organista de la iglesia de la Merced, contigua al Seminario y servida por los profesores y seminaristas.

Habiendo recibido las órdenes menores en Cuenca de manos de Mons. Cruz Laplana y Laguna, se trasladó a la diócesis de Tuy-Vigo donde se presentó a oposición al beneficio de organista primero de la Catedral de Tuy el 11 de septiembre de 1925, cuyo beneficio obtuvo después brillantes oposiciones. En el Seminario conciliar de Tuy, entre 1925 y 1929, aprobó el cuarto curso de Teología y dos cursos de Derecho Canónico. Y allí recibió las órdenes mayores, siendo ordenado presbítero el 20 de marzo de 1926, por el Obispo de Tuy, Monseñor Manuel Vidal y Bouillón, en la capilla del Palacio Episcopal de Tuy. En esta diócesis fue también capellán de las religiosas de El Buen Pastor y después de las religiosas del Inmaculado Corazón de María; fue además profesor de música y canto litúrgico en el Seminario de Tuy desde 1926 hasta 1931. El 17 de enero de 1931, tomó posesión como canónigo de la Catedral de Plasencia.

Durante el verano se trasladaba anualmente al Balneario de Solares (Santander), en que desempeñaba el cargo de capellán. Allí le sorprendió la Guerra Civil, hasta que, el día 9 de agosto, se trasladó a Santander, donde fue detenido en septiembre de 1936 y conducido al barco-prisión Alfonso Pérez, donde sufrió mil vejaciones y martirios.

El 27 de diciembre de 1936, fecha en la que tuvo lugar el bombardeo alemán sobre Santander y la posterior venganza de los republicanos, se materializó la matanza de los prisioneros del barco-prisión Alfonso Pérez. Su muerte fue por el mero hecho de ser sacerdote católico.

Un superviviente refiere que el Siervo de Dios se hubiera podido salvar diciendo que era profesor de música, pero él quiso dejar claro que era sacerdote y entonces fue cuando se lo llevaron. Él no quiso negar ni siquiera ocultar su condición sacerdotal, afirmaba que se confesó con el Siervo de Dios y “al cuarto de hora de darme la absolución, subía la escalera que conducía a la tumba”. Otro superviviente declaró que le aconsejaron que se defendiera diciendo que era maestro y músico, pero él nunca quiso ocultar su condición de sacerdote. Preguntaron a cada uno su profesión: “¿Tú qué eres?”. “Sacerdote”, contestó sin titubear. “Pues para arriba”. Y al salir a la cubierta había un muchacho de 18 o 19 años que les iba disparando y que decía que le dolía el dedo de tanto apretar el gatillo.

Lo enterraron en el cementerio de Ciriego y, el 27 de diciembre de 1939, fue trasladado a la parroquia del Santísimo Cristo en la Catedral de Santander. Tenía 34 años de edad cuando fue asesinado.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.