Montoya Martínez Herrera, Julián
Comerciante
Fue un católico fervoroso y un ardiente defensor de los principios nacionales. Se distinguió por su caridad sin límites, pues socorría con largueza a los pobres y a los agricultores necesitados; prestaba dinero sin rédito y cuando le devolvían lo prestado, si eran pobres, siempre les regalaba una parte o todo lo devuelto. Al servicio del ideal católico y patriótico puso continuamente su persona y su dinero, que no escatimó para la Causa Nacional.
Al iniciarse la persecución religiosa, huyó al monte, donde vivió durante un mes; pero debió ser visto y delatado, siendo apresado en Pozorrubio y conducido a Sisante donde lo maltrataron cruelmente durante ocho días, rompiéndole los brazos y mutilándolo bárbaramente para que declarara quiénes eran los falangistas del pueblo, pero no le arrancaron ninguna declaración. Mientras le conducían al lugar de su muerte, en compañía de un sacerdote, los dos por el camino iban repitiendo el uno y el otro vivas a Cristo Rey. Murió con este grito en los labios. Era el día 8 de septiembre de 1936 de madrugada en las proximidades de Atalaya de Cañavate, Cuenca.




