Barquero Motilla, Joaquín

Ecónomo de Las Pedroñeras

Joaquín Barquero Motilla nació en Casasimarro, Cuenca, el día 4 de marzo de 1906. Sus padres Joaquín Barquero Pastor y su madre Concepción Motilla Casas eran fervientes católicos. Tenía también tres hermanas: Amelia, Evencia y Angelina.

Desde muy joven demostró su decidida vocación sacerdotal. Superando todos los obstáculos y dificultades que se le opusieron, ingresó en el Seminario Conciliar de San Julián de Cuenca, donde siguió los estudios con gran aprovechamiento y muy buenas calificaciones.

Fue ordenado presbítero el 4 de abril de 1930, con letras dimisorias por el Cardenal Pedro Segura y Sáenz, Arzobispo de Toledo, siendo designado Ecónomo de Fuentes, pasando, el mismo año 1930, a ser Coadjutor de Villagarcía del Llano, y en 1933 de Coadjutor a Las Pedroñeras, para ser nombrado, en 1935, Ecónomo del mismo lugar.

En todas partes consiguió el aprecio y el cariño de sus feligreses, debido a su piedad, orden y celo pastoral, no teniendo otra ilusión que su iglesia y sus estudios.

En los primeros días de agosto, después de estallar la guerra y una vez que se había generalizado la persecución religiosa, fue echado con sus familiares de la casa rectoral, por lo que marcharon a su pueblo natal, Casasimarro, donde pensaban estar más seguros. Allí comenzaría el calvario que le llevaría a la muerte… Lo detuvieron “porque era cura y listo”. Cuando fueron a matarlo, estaba de rodillas rezando el rosario “y tenía en la cara reflejos de santidad”. Los milicianos le dijeron: “poco tiempo te queda de vida…”. Le mandaron levantarse, y les contestó: “Estoy muy bien en el suelo”. Lo sacaron de la cárcel atado con otro señor llamado Agustín Zamora, que dejaba ocho hijos, muy valiente y que se revolvía contra los asesinos, al que D. Joaquín tranquilizaba, diciéndole: “Tranquilícese usted. No se impaciente ni trate de defenderse… ha llegado la hora de nuestra muerte… Dios lo ha querido así, ¡Bendito sea!» No dejó un momento el crucifijo, ni el rosario, ni perdió su imperturbable serenidad; momentos antes de asesinarlo dirigió a los milicianos unas palabras y una súplica y terminó perdonando a sus verdugos. “Y elevando su corazón a Dios, musitando plegarias de esperanza, le entregó su alma”. Esto ocurrió el día 13 de septiembre de 1936, a la una y media de la madrugada, en La Fuensanta, término municipal de La Roda (Albacete).

Fue asesinado por ser sacerdote y por odio a la fe católica. Se recuerda su muerte en Casasimarro y Las Pedroñeras, teniendo fama de mártir.

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Oración

Oh Dios, que concediste
la gracia del martirio
a los Siervos de Dios
Eustaquio Nieto y Martín, obispo,
y a los demás sacerdotes, religiosos y laicos
de nuestras diócesis,
haz que sus nombres aparezcan
en la gloria de los santos,
para que iluminen con su ejemplo
la vida y entrega de todos los cristianos.
Concédenos imitarlos
en su fortaleza ante el sufrimiento
y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.