López Antona, Fr. José María
FR. JOSÉ MARÍA LÓPEZ-ANTONA
Misiones de Marruecos
Fr. José María López-Antona Ramos nació en Los Yébenes (Toledo) el 6 de marzo de 1870. Sus padres fueron Fermín y Feliciana. Fue bautizado con el nombre de Victoriano. Trabajó como pastor hasta que hizo el servicio militar en Marruecos.
Tomó el hábito franciscano el 30 de noviembre de 1895 en Santiago de Compostela (La Coruña). Cambió su nombre de pila por el de Fr. José María en la profesión solemne. Hizo su profesión simple-temporal el 6 de diciembre de 1896 como hermano lego, y su profesión solemne-perpetua el 8 de diciembre de 1899. Residió en los conventos de Santiago, Castroverde (Zamora), Herbón-Padrón (La Coruña) y Puenteareas (Pontevedra).
Ingresó en la misión de Marruecos el 1 de noviembre de 1905. Hasta su muerte estuvo destinado en Marruecos. Residió en Alcazarquivir, en Casablanca (1910), en el Colegio del Sagrado Corazón de Tánger; en septiembre de 1921 llega a Nador, últimamente fue administrador en el convento de Tetuán. Aprovechaba su influencia para ayudar a los del pueblo que hacían el servicio militar en Marruecos. Era muy campechano y amable, cercano y dado a la gente, muy querido por los que le conocían. Cuando empezó la guerra civil española, se encontraba de descanso con sus familiares, hospedado en casa de su sobrina Francisca Antona. La familia le decía: “Vete, que te van a matar”. Él respondía: “¿Por qué me van a matar? Yo no he hecho nada malo”.
Los milicianos le vieron en casa de su sobrina Francisca. Se presentaron en esa casa y dijeron, refiriéndose a Fr. José María: “Venimos a por ése”. Él les dijo: “Tanto bien como os he hecho, ¿y ahora me vais a matar? Les dijo también: “Si me vais a matar, llevadme a las puertas del cementerio”. Ellos se lo llevaron. Una vez que llegaron al cementerio del pueblo, les dijo: “No me tiréis al rostro, tiradme al cuerpo. Y dejadme rezar unas oraciones”. Pidió en voz alta por sus verdugos y murió gritando. ¡Viva Cristo Rey! Allí le mataron, disparándole, el 8 de agosto de 1936.
Fue enterrado en el cementerio de Los Yébenes y en él siguen sus restos, perfectamente identificados, en la sepultura familiar.