Alcobendas, P. Severiano
P. SEVERIANO ALCOBENDAS
Comunidad de San Antonio (Madrid)
El P. Severiano Alcobendas Merino nació en Consuegra (Toledo) el 21 de febrero de 1881. Sus padres fueron Víctor y Lucía. Desde pequeño manifestó piedad y vocación. Se preparó para entrar en la Orden con tres años de humanidades en los franciscanos de su pueblo.
Tomó el hábito franciscano el 25 de septiembre de 1896 en el convento de Pastrana (Guadalajara), en donde hizo su profesión temporal en la misma fecha de 1897. Cursó el primero de filosofía en Pastrana, y los dos restantes, así como los tres de teología y dos de cánones en La Puebla de Montalbán (Toledo) de 1898 a 1905. En ese convento hizo su profesión solemne el 1 de octubre de 1900. Fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1904. Siempre obtuvo calificaciones elevadas, se mostró obediente, dueño de sí, benigno, reflexivo y de juicio claro.
La primera labor que le fue encomendada fue la de maestro en La Puebla de Montalbán. De 1908 a 1911 hizo estudios de especialización en teología en Colegio Internacional de San Antonio que la Orden tenía en Roma. Obtenido el título, empezó a enseñar teología en el convento de La Puebla de Montalbán. Trasladado el teologado a Consuegra en 1915, siguió allí su magisterio hasta 1929. Lo ejerció con competencia y con entrega total. Sus sermones estaban siempre basados en la Sagrada Escritura. Padecía sordera, que sabía llevar con serenidad. Era un franciscano ejemplar y sus discípulos lo veían como modelo y lo veneraban.
Habiéndose agravado su sordera, fue destinado al convento de Pastrana como archivero y cronista de la Provincia franciscana de Castilla. En esa labor estuvo seis años, durante los cuales publicó varias obras sobre la historia misionera de su Provincia en Extremo Oriente. En 1935 fue trasladado a la comunidad de Cisneros, de Madrid, a la que perteneció hasta su muerte. Publicó entonces un trabajo sobre un misionero franciscano de China y colaboraba como redactor de la revista de estudios históricos que editaban los investigadores de la comunidad.
Iniciada la guerra civil, sufrió las mismas vicisitudes que se han narrado en el mártir anterior, P. Luis Rodríguez: asalto del convento, conducción a la Dirección General de Seguridad y traslado a la cárcel Modelo, de Madrid. Desde ésta le sacaron la noche del 8 de noviembre. Cuando le sacaban, al pasar por la celda de otro franciscano, también encarcelado en la Modelo, el P. Angel Monclús, el P. Alcobendas le dijo: “Monclús, absuélveme, que me llevan”. Conducido con un grupo de presos, fue fusilado con ellos en Paracuellos del Jarama (Madrid) en la madrugada del 9 de noviembre de 1936.