Sánchez de Lugarnuevo y Serrano, Andrés

  

ANDRÉS SÁNCHEZ DE LUGARNUEVO Y SERRANO

Vocal de J. A. C. del Centro de Manzanares
Andrés Sánchez Serrano, vocal del Centro de Acción Católica de Manzanares nació el día 9 de julio del año 1906 en Manzanares, hijo de Juan José y de Francisca. Fue bautizado en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares el día 12 de julio del año 1906, estaba Confirmado aunque se desconoce la fecha. Hizo su primera comunión el día 12 de mayo del año 1915, y recibió el martirio en Daimiel el 21 de octubre del año 1936. Perteneció a la Junta de Jóvenes de Acción Católica, con cargo de Vocal, que desempeñó con mucho acierto y fue uno de los principales en la fundación del Círculo Obrero Católico y, su entusiasmo por Juventud Católica fue muy grande, dedicando gran parte de su tiempo al Centro.

En Cierta ocasión se le instó a que dejara la Juventud Católica y el Círculo Obrero Católico y se pasara a la "Casa del Pueblo", pues iba a estar mejor, su contestación en esta ocasión y en las sucesivas que se lo volvieron a proponer, la respuesta siempre fue la misma: «Soy católico y por encima de todo no dejaré de serlo». Estuvo detenido dos veces, la primera no encontrando pruebas acusatorias contra él, fue puesto en libertad.

Durante los días que estuvo libre, puso todo su empeño en ponerse en contacto con las familias de los jóvenes de Acción Católica, Julián Mellado Noblejas, Francisco Naranjo Díaz-Albo, José Díaz López de la Manzanara, a quienes se les quitó la vida el 8 de agosto de 1936 y llevarles con su presencia, la resignación cristiana, que por aquellas fechas tanto la necesitaban; debido a estas actividades fue otra vez denunciado, ingresando en la prisión, para no salir más.

No encontrando nada de qué acusarle en su segunda denuncia para poderlo juzgar, fue condenado a muerte por ser de la JAC (Juventud de Acción Católica) y dirigente del Círculo Obrero Católico, siendo fusilado el 21 de octubre de 1936 en el Km. 13 de la carretera de Manzanares a Daimiel, muriendo perdonando a sus enemigos y al grito de «¡Viva Cristo Rey!»