Ramos Pozo, Crescencio

  

CRESCENCIO RAMOS POZO

Padre de familia de Alcázar de San Juan
Crescencio Ramos Pozo, hijo de Sebastián Ramos y Josefa Pozo Castellanos, nació el 10 de marzo de 1885 en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Debido a que el archivo de la Parroquia de Santa Quiteria de Alcázar de San Juan fue destruido por las llamas en la guerra civil del 1936, no se aporta la fecha exacta el Bautismo ni del Matrimonio.

Es por todos conocido que contrajo Matrimonio con Pilar Molina Sánchez Mateo en la Parroquia de Santa Quiteria. De este matrimonio nacieron siete hijos de los cuales sólo dos llegaron a la mayoría de edad: Sebastián Ramos Molina que murió a los 21 años fusilado, por su condición de Católico y militante de Acción Católica, el 17 de septiembre del año 1936 y Ascensión Ramos Molina que es quien narra algunas cosas de Crescencio.

Crescencio era un hombre muy activo, trabajador y emprendedor. Trabajó de albañil con su padre que era maestro albañil y también en el esparto. Algún tiempo estuvo de rabiche (consumos). En este trabajo se aprovecharon de él y de otros y le robaron todo lo que tenía. Luego puso una taberna para vivir y sacar adelanta a su familia.

La vida transcurría normal. Hombre de fe, aunque debido a su falta de formación no estaba vinculado a asociación alguna ni era tan especialmente practicante como el hijo, pero Crescencio observaba a su hijo Sebastián al que escuchaba con gusto cuantos consejos recibía, para que manifestara su fe con la práctica, cosa que convencido venía haciendo hasta el punto de seguir al hijo hasta sufrir el martirio que recibieron juntos en el cementerio de Alcázar de San Juan el 17 de septiembre del año 1936.

En presencia del Crescencio, primero dieron muerte al hijo, Sebastián y seguidamente a Crescencio, el padre. Sus cuerpos fueron enterrados en una fosa común. Cuando en 1939 sacaron de la fosa a hijo y padre, la hija, Ascensión, reconoció que una de las cabezas enterradas en la fosa común era la de su padre Crescencio. Murió a la edad de 51 años.

Los restos tanto de padre como del hijo reposan en el Valle del los Caídos. Es reconocido por quienes vivieron aquellos momentos como Crescencio no quiso separarse de su hijo Sebastián martirizado por su condición de militante de Acción Católica y de católico. Quiso correr la suerte que su hijo y por ello fue asesinado junto al hijo.