Olivares Galiana, Francisco

  

FRANCISCO OLIVARES GALIANA

Santero de la ermita de la Vera Cruz de Manzanares
Nacido en Manzanares (Ciudad Real), el 23 de noviembre de 1886, fue bautizado en la Parroquia de la Asunción, al día siguiente de nacer; contrae el Sacramento del Matrimonio en la misma parroquia el 22 de mayo de 1922, - con 35 años-, con Manuela Fernández y Fernández Luengo, -de 29 años- sin que dejasen descendencia. Bendice la unión sagrada el sacerdote D. Francisco López de la Manzanara, que sería mártir de la persecución religiosa el 26 de agosto de 1936. De profesión escribiente, sacristán y santero de la ermita de la Vera Cruz, habita con su esposa la pequeña vivienda anexa a la iglesia, cuando estalla la persecución religiosa el mes de julio del 1936.

En la noche del 21 de julio de 1936, cuando las masas revolucionarias empezaron a incendiar y destruir edificios religiosos de la ciudad, llegaron de madrugada a la ermita de la Vera Cruz, de Nuestro Padre Jesús del Perdón, Patrón de Manzanares, armados con escopetas, algún fusil, hachas y latas de gasolina. Empezaron a aporrear las puertas para derribarlas y entrar.

Ante ello, "Paquito" (como era conocido cariñosamente), siguiendo fielmente las instrucciones de los mayordomos de la cofradía y sin "escurrir el bulto" como algunos le habían aconsejado, comenzó a tocar con todas sus fuerzas las campanas, pidiendo auxilio y ayuda para salvar la venerable imagen de Jesús arrodillado con la cruz a cuestas y la histórica ermita de la Vera Cruz.

Nadie acudió en su ayuda. Destrozadas las puertas, entraron y se dirigieron a la imagen del Jesús del Perdón, a cuyos pies se abrazó "Paquito" dispuesto a defenderla, hasta con su vida si era necesario. Así fue, un miliciano cargó su escopeta y le disparó una descarga de postas, atravesándole la espalda. Su sangre se empezó a derramar sobre el pavimento del altar y sobre ella caen los pedazos de la imagen, destrozada a golpes de hacha. "Paquito", herido mortalmente, se arrastró como pudo hacia la sacristía e intenta salir a la calle. Allí otro grupo terminó con su vida rematándole con armas blancas.

Algunos vecinos contemplan la escena sin atreverse a salir en su ayuda. Así, “Paquito” entregó su vida y derramó su sangre, por su fe cristiana y amor a Jesús del Perdón, en la madrugada del 21 de julio de 1936. “Paquito”, el primer mártir de la persecución religiosa en Manzanares, de una honradez intachable, fue fiel cumplidor de sus deberes ciudadanos y cristianos hasta llegar al sacrificio. El clamor popular pide sea incluido entre los seglares venerables, para que pueda servir de ejemplo a nuevas generaciones.