Martín-Gil Maján, José

  

JOSÉ MARTÍN-GIL MAJÁN

Carpintero y padre de diez hijos de Daimiel
José de la Presentación Martín-Gil Maján, nace el día 21 de noviembre del año 1879 en Daimiel; hijo de Celedonio Martín - Gil, de oficio carpintero y de Casilda Maján, recibió el Bautismo el día 23 del mismo mes en la Parroquia de San Pedro de Daimiel, de manos de don Manuel Martín-Gil, presbítero, con licencia del cura párroco. Contrajo el Sacramento del Matrimonio con María Josefa de la Presentación Utrilla y Gómez Rico, el día 4 de abril de 1907 en la Parroquia de San Pedro de Daimiel. José, padre de diez hijos: José Joaquín, Ramona, Casilda, Modesto, Matías, María Josefa, Sandalia, Galo y Dolores (Casilda y Josefa profesaron como religiosas Josefinas). Cristiano practicante, antes de acudir a su trabajo de carpintero asistía a la Santa Misa que diariamente se celebraba a las seis de la mañana en la Iglesia de los religiosos Pasionista de Daimiel, hiciera frío o calor, lloviera o nevara; después, a su hora estaba en el trabajo.

A partir del 18 de julio de 1936 fue amenazado a diario por personas armadas, sobre todo al pasar José por delante de la Ermita del Cristo de la Luz, Convento de los Pasionistas. Estos religiosos fueron asesinados unos días después. Por eso, ponían de rodillas a José en la carretera y le decían: "El mismo camino que han llevado estos, vas a llevar tú". Allí mismo lo sentenciaron a muerte.

El estaba muy preocupado por sus hijos jóvenes, Matías y Galo, escondidos en una huerta colindante a los Pasionistas, y por sus dos hijas, Casilda y María Josefa, Religiosas Josefinas, exclaustradas aquellos días en Manresa. Vivió un mes (18 de julio -23 de agosto de 1936) muy preocupado por la gran inseguridad reinante. Fue apresado el 20 de agosto de 1936 cuando con salvoconducto del Ayuntamiento se disponía a viajar a Manresa para recoger a sus dos hijas religiosas. José era consciente del peligro que corría. En ese mismo día manifestó al barbero: "Mario, me van a matar. No lo siento por mí. Lo siento por mis hijos y por mi mujer". Estuvo preso tres días en el convento de las M. M. Mínimas convertido en "checa", donde estaban presos muchas personas. Martirizaban a los prisioneros haciéndoles sacar agua de la noria, uncidos como animales, los tiraban a la alberca…; A José le obligaban a fregar el convento de rodillas.

Lo fusilaron en la madrugada del 23 de agosto, en las paredes del cementerio, junto a otros seglares y sacerdotes. Esa madrugada fue recordada como "la noche de los curas". Según el testimonio del jefe de camilleros de la Cruz Roja, Francisco Martín de Bernardo, José, antes de que los mataran a todos, que eran trece, dijo al pelotón: "a todos los presos se les concede una gracia antes de morir. Yo os pido que me concedáis una". "¿Qué pides?", dijeron. Y José contestó: "Como hay muchos sacerdotes entre nosotros, que uno de ellos nos dé la absolución a todos". Se lo concedieron y fue el sacerdote D. Francisco Carranza quien lo hizo. Además de éste, entre los sacerdotes de aquella noche estaban: D. Francisco Rodríguez de Guzmán; D. Martín Álvarez; D. Ramón Campillos; D. Aurelio Moreno Cruz, capellán de las Mínimas; D. Rafael Sánchez de Millas, coadjutor de S. Pedro; D. Santiago García de Mateos, párroco de Santa María, a quien llevaron atado de los pies arrastrado por un coche, desde las Mínimas al cementerio, llegando casi sin cabeza. José Martín –Gil murió como un mártir por la fe cristiana.