Naranjo Muñoz, Santos


SANTOS NARANJO MUÑOZ

Cura de Madre de Dios de Almagro
Santos de la Consolación Naranjo Muñoz había nacido el día 6 de septiembre de 1868, en Manzanares (Ciudad Real). Hijo de Manuel Naranjo y Apolonia Muñoz, naturales de Membrilla (Ciudad Real), fue bautizado al día siguiente de su nacimiento, 7 de septiembre, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares y fue su madrina Teresa Nieva, tía política.

En Manzanares comenzó primeramente sus estudios algo adelantado ya de edad, bajo la dirección del sacerdote D. Esteban Galindo, entusiasta fomentador de vocaciones. Ordenado Presbítero el 31 de diciembre de 1893 y celebrada su primera Misa en Manzanares, se le destinó a Luciana (Ciudad Real) donde permaneció un año. Después fue trasladado a Almagro como Coadjutor de la Parroquia de San Bartolomé y, posteriormente, Cura de Madre de Dios, donde pasó entera su vida ministerial a lo largo de cuarenta y tres años siendo muy querido por todos. Con el ambiente muy crispado y revuelto, Donato, hombre respetado y con cierto prestigio, y padre del sacerdote almagreño D. Gregorio Bermejo, instó al Sr. Alcalde a que reuniera a todos los sacerdotes del pueblo, y los distribuyera por domicilios particulares con la intención de que se sintieran más protegidos y seguros.

Un día prendieron fuego a la Iglesia de Madre de Dios. Las monjas dominicas mandaron a su sacristán Nemesio a que salvara el Sagrario del fuego. Él con muchos peligros y con quemaduras en las manos lo sacó de la Iglesia y llevó al Ayuntamiento. El Alcalde y algunos más, después de deliberar sobre el tema, dispusieron que el Sagrario se lo llevaran al Párroco, que entonces estaba en su casa. Al cabo de 4 ó 5 días, D. Santos, cediendo al requerimiento de algunos familiares, se fue a Argamasilla de Alba y allí encontró la muerte. En Argamasilla de Alba se vio acosado por un feligrés almagreño empeñado en lograr cierta cantidad de dinero de D. Santos. Como éste se opusiera resueltamente al injusto chantaje, fue sacado de su retiro y traído a la cárcel de Ciudad Real el 13 de septiembre de 1936. El 24 de octubre de 1936 se le dio muerte y fue arrojado al fatídico "Pozo de Carrión", sin que haya sido posible recuperar los restos.

Gloria de D. Santos –tal vez uno de los gestos que el pueblo jamás ha olvidado– fue la Coronación de la Virgen de las Nieves, el 20 de octubre de 1929.