López-Atochero y López-Peláez, Bernardo


BERNARDO LÓPEZ-ATOCHERO Y LÓPEZ-PELÁEZ

Adscrito a la Parroquia de San Pedro de Daimiel
Bernardo López-Atochero y López-Peláez, nace en Membrilla (Ciudad Real) el 6 de enero del año 1865, fue bautizado en la Parroquia de Santiago el Mayor en los próximos días y su partida de bautismo se encontraba en el Libro 29, folio 184, del Archivo Parroquial, según se desprende del Libro de Índices de dicho Archivo, no constando la partida original por haber sido destruidos los libros del Archivo Parroquial en el año 1936.

Cursa los estudios eclesiásticos (la llamada "carrera breve") en el seminario de Ciudad Real y, ordenado de presbítero en Ciudad Real el año 1890 por el Excmo. Sr. D. José María Rancés Villanueva, pasa en seguida de Coadjutor a Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), donde estuvo unos dos años. Después se le nombra Coadjutor de San Pedro, de Daimiel y, en ésta pasa el resto de su vida hasta su muerte el 25 de agosto de 1936. Su sencillez, amabilidad y candor le llevaron a hacer amable y llevadera la vida a los pobres a través de la caritativa obra del “Pan de los Pobres” bajo el patronato de San Antonio. ¡Cuántos panes habrá repartido a los pobres, incluso a domicilio, en sus cuarenta años de ministerio sacerdotal en Daimiel!, dice don José Jiménez Manzanares en el Martirologio Diocesano del año 1947.

Por su condición de hijo de labrador cuidó con especial esmero y celo apostólicos a cuantos estaban afiliados a la Cofradía de San Isidro Labrador. Las circunstancias del arresto, persecución y malos tratos son comunes al resto de los sacerdotes de Daimiel. Presos en la "checa" de las Mínimas pretenden que abjuren de la fe y blasfemen. Pero permanecieron fieles hasta entregar la vida. Destaca por su carácter impresionante su asesinato: “le condujeron al cementerio, obligándole a cavar su propia fosa, disparándole a continuación un tiro sin conseguir matarle, a pesar de lo cual le arrojaron con vida a la misma, entre los gritos de dicho sacerdote que suplicaba por piedad le dispararan más y no le dejaran con vida; lo que realizaron sin conseguir tampoco matarlo. A la media hora le arrojaron una esportilla de cal; y al caerle en las heridas, gritó de nuevo el mártir de referencia, diciendo que estaba vivo; suplicando terminaran de matarle. Entonces los dirigentes rojos, lo enterraron hasta los hombros, dejándole la cabeza fuera, a la que empezaron a darle puntapiés como a una pelota, consiguiendo de esta forma asesinarlo”(A.H.N. D.3.216.905). Así resulta acreditado fehacientemente de la información practicada por el Ayuntamiento de Daimiel obrante al Fol. 64 de la pieza separada de “Persecución Religiosa” y de la declaración prestada al fol. 90 y 91 vtº de la misma pieza por D. Tiburcio Ruiz de la Hermosa.

Finalizada la persecución religiosa D. Tiburcio, párroco de San Pedro inicia los trámites de recogida de testimonios para el proceso de declaración de martirio de D. Bernardo y D. Rafael Sánchez Milla, coadjutores de la parroquia, aunque no se llevó a su término. Gesto que indica la fama de martirio de D. Bernardo y demás compañeros sacerdotes muertos en la llamada "noche de los curas" en Daimiel, la del 25 de agosto de 1936.