Cañizares Tejero, Clodoaldo


CLODOALDO CAÑIZARES TEJERO

Coadjutor de Santa Quiteria
Nace en Almagro (Ciudad Real) a las doce de la noche del día 20 de octubre del año 1881 en el seno de una familia muy humilde pero de profundas raíces cristianas. Fue bautizado el día 26 del mismo mes y año en la Parroquia de Madre de Dios en Almagro por don Eduardo Escobar y Carrero, Coadjutor de la parroquia. Fueron sus padres Francisco Cañizares González y María del Sacramento Tejero Álvarez naturales y vecinos de Almagro. Francisco, el padre, panadero de profesión y, Sacramento, la madre dedicada a las tareas de la casa. La infancia transcurre en un ambiente sencillo, junto con sus dos hermanas, en la calle Granada, n. 15, hasta que pasa primero al Seminario de Toledo y, posteriormente al de Ciudad Real para cursar los estudios eclesiásticos y, es ordenado de Presbítero, en junio del año 1906. Fueron, pues, treinta los años de ejemplar vida sacerdotal.

El año 1906 ya es coadjutor de Santa María La Mayor de Alcázar de San Juan y atiende el anejo de Alameda de Cervera donde se hace muy popular por su sencillez y cercanía. El año 1911 es trasladado de coadjutor a Manzanares. El año 1913 toma parte en el concurso de parroquias y obtiene la de Cañada de Calatrava. Renuncia a la parroquia y pasa de Coadjutor a Santa Quiteria de Alcázar de San Juan donde acabará sus días el 30 de agosto de 1936. En Alcázar de San Juan vivía en la calle Trinidad con dos hermanas quienes se dedican a la venta de encajes y tejidos, actividades tan peculiares en Almagro y “así se ganaban la vida”.

En la actualidad es recordado en Alcázar de San Juan por su humildad y sencillez. Sin especiales dotes oratorias, aunque bondadoso, cariñoso, solía celebrar la Misa para los niños cada domingo y el párroco D. Antonio Martínez, también mártir, administraba el sacramento de la Penitencia. Quienes le conocieron y trataron coinciden en afirmar que por su sencillez su vida pasó “sin ser notado” y que lo mataron “por ser cura”.

Mediada la noche del día 17 de agosto es apresado en su domicilio de la calle Santísima Trinidad y llevado a la prisión donde permanece hasta la noche del 29 del mismo mes en la que, junto con don Ángel Abengózar, Coadjutor de la Parroquia de Santa María La Mayor, fueron sacados para ser asesinados y abandonados en la carretera de Herencia en el sitio conocido por “La Sevillana”. Localizados por miembros de la Cruz Roja sus cuerpos fueron llevados al cementerio de Herencia hasta que pasada la guerra civil son trasladados y reciben sepultura en el Panteón de Alcázar de San Juan. Es recordado en la actualidad como “hombre bueno; sacerdote humilde, servicial, fiel, amigo de todos”. Había cumplido 54 años de edad