Campos Rodríguez, Juan Felipe


JUAN FELIPE CAMPOS RODRÍGUEZ

Cura de Torrenueva
Juan Felipe Campos y Rodríguez nace el día 5 de febrero del año 1877 en la villa de Carrizosa (Ciudad Real) del Campo de Montiel y recibe el Sacramento del Bautismo al día siguiente de su nacimiento en la Parroquia de Santa Catalina administrado por el Cura Propio D. Manuel de la Mata. Hijo de Eulogio, veterinario de profesión y Victoriana Rodríguez, naturales y vecinos de Carrizosa, vive su infancia y se desarrolla en la calle del Altillo en un ambiente cristiano y, al parecer, de buena posición social. Cursa los estudios eclesiásticos en el Seminario de Ciudad Real y es ordenado de Presbítero en diciembre de 1906 (Témporas de Adviento), celebra su primera Misa el día 16 de diciembre en la Parroquia de Santa María del Prado de Ciudad Real.

Ejerció el ministerio sacerdotal en Los Pozuelos de Calatrava, Villanueva de los Infantes, Cózar, Carrión de Calatrava, pueblos de Ciudad Real. Estando en Carrión de Calatrava participa en el Concurso de parroquias y obtiene en propiedad la Parroquia de Cózar en la que ya había servido como coadjutor. Para vivir con su hermana pide la coadjutoría de Santa Cruz de Mudela y, últimamente, pasa a Torrenueva en el mes de septiembre de 1930 done ejerce el ministerio sacerdotal hasta su martirio, el 9 de agosto de 1936.

El mismo día 19 de julio de 1936 comienza la persecución y martirio que guarda mucha semejanza con el de don Gabriel Campillo Sánchez, párroco de Montiel, asesinado el 20 de noviembre de 1936. Su martirio fue de los más horrorosos de la diócesis, según los diversos testimonios recogidos referentes al martirio. Tal vez, el relato que mejor recoge los hechos, y que por su brevedad y precisión podríamos llamar relato “oficial”, sea éste:

“Fue detenido el día 11 de agosto de 1936; procedieron a martirizarle destrozándole todos los dientes de la boca y sacándole los ojos. En este estado lo tuvieron al sol de agosto a medio día y desnudo durante más de dos horas; una vez muerto, lo arrastraron por la plaza pública, trasladándolo de una “checa a otra”, teniéndole tres días insepulto en la misma celda en que se encontraban los restantes detenidos de Torrenueva. Cuando por fin decidieron llevarlo al cementerio, a fin de meterlo en un saco, le cortaron las dos piernas” (Así resulta acreditado de la información practicada por el Ayuntamiento de la localidad expresada obrante al folio 77 vtº de la pieza separada de “checas”; (D. 3.216.906; A.H.N. Causa General).

La narración popular sitúa el martirio en dos escenarios: la iglesia y el patio de las escuelas. Lo detuvieron primero en la iglesia, tratando de que dijera, “dónde estaban escondidas las armas”, acusación ésta muy generalizada, así como enemigos del orden establecido y del pueblo, contra los sacerdotes. Al no encontrar las armas, ya lo dejaron con los otros presos en la sacristía en donde empezó el martirio. Lo sacaban al presbiterio para que blasfemara y abjurara de su fe y a pesar de los golpes no consiguieron su propósito. Le pegaban golpes con el crucifijo metálico del altar derribándole los dientes y con candeleros grandes soportó golpes en la cara y en el cuerpo.

Violentamente lo tiraron contra los confesionarios y le hicieron rodar varias veces por las escaleras del presbiterio. Después, viendo que no conseguían su propósito, medio desnudo lo ataron de los pies y metiéndolo en un saco, se lo llevaron arrastrando por el templo, y por las escaleras pétreas del atrio y por las de la plaza, a las escuelas municipales que estaban frente a la Iglesia, segundo escenario del martirio. Atado a los barrotes de una ventana, de donde colgaba como un crucificado, y después de una trilla contra la pared, fue sometido al tormento del sol, la sed y a los golpes, las mofas, los insultos más soeces y groseros. Con voz apagada pero firme don Felipe decía: “Dios mío perdónalos y da fortaleza a tu siervo” “Dios mío escúchame, que mi fortaleza no se quebrante”. Así entregó la vida el 9 de agosto de 1936. Se extendió por toda la diócesis, la fama de martirio y perdura en la actualidad