Gil, Fr. Eugenio

  

FR. EUGENIO GIL

Comunidad de San Antonio (Madrid)

Fr. Eugenio Gil García nació en Carbonero el Mayor (Segovia) el 8 de enero de 1900. Sus padres fueron Celedonio y Zoila. Inclinado a la religión, estuvo un año en el seminario diocesano. Vuelto al pueblo, llevó vida de piedad y empezó a pensar en hacerse franciscano, pero demoró el entrar en el convento por ayudar a sus hermanos en las faenas del campo.

Inició el postulantado en febrero de 1931 en el convento de Arenas de San Pedro (Ávila). En éste tomó el hábito franciscano el 21 de julio de 1931 e hizo su profesión temporal el 22 de julio de 1932. Pudo hacer la profesión solemne, pero no consta. Sus cuatro años de profeso en la Orden franciscana como hermano no clérigo los repartió entre las comunidades de Mayorga de Campos (Valladolid), La Puebla de Montalbán (Toledo) y San Antonio, de Madrid, en donde desempeñó el oficio de portero desde 1934 hasta su muerte.

Un testimonio dice de él que era de temperamento nervioso, muy activo, bondadoso, lleno de santa simplicidad y arraigado en su vocación religiosa. Al tener que abandonar el convento el día 20 de julio de 1936, pues iba a ser asaltado por los milicianos, Fr. Eugenio se refugió con otro hermano de comunidad en casa de una sobrina de éste. Allí estuvo 89 días, llevando una vida de mucha oración hasta que tuvo que abandonar la casa el 16 de octubre por la inminencia de un registro. En una ocasión dijo “que, si le preguntaban, diría que era un religioso franciscano..., que él no negaba a Dios, aunque le costara la vida, porque sólo había nacido para confesarle y servirle”.

La noche anterior a su salida, se la pasó cosiéndose medallas por el interior de la ropa. Fue a pedir hospedaje a unos paisanos, que no se lo concedieron por el peligro de registros, pero le dijeron que se fuese a una pensión y ellos pagarían el gasto. No aceptó Fr. Eugenio. La familia le dio una cantidad de dinero. Acudió entonces a la casa de otros paisanos a pedir hospedaje, pero tampoco lo obtuvo. Después fue apresado por los milicianos en la calle. La tarde del día 16 un grupo de ellos acudió a la primera casa donde había acudido Fr. Eugenio y acusaron al dueño de haber dado dinero a un fraile. Le dijeron que le tenían preso en la checa de Fomento, que se le notaba que era fraile y que llevaba un montón de medallas.

Debieron darle muerte en la checa en la madrugada del 17 de octubre de 1936, pues un testimonio dice que pocos días después supo que Fr. Eugenio había sido asesinado. Se ignora dónde está sepultado.