Pretel Gálvez, Enrique


ENRIQUE PRETEL GÁLVEZ

Coadjutor de la parroquia arciprestal de la Santísima Trinidad y Santa María de Alcaraz
Cuando comienza la guerra civil, Don Enrique ejerce como coadjutor de la parroquia arciprestal de la Santísima Trinidad y Santa María de Alcaraz (Albacete). Vive con su hermana, Adela Pretel Gálvez, en una antigua y destartalada casa del pueblo. Desconocemos datos personales o anteriores quehaceres pastorales de este sacerdote.

El 27 de agosto de 1936 fue detenido en las primeras horas de la mañana junto a D. Gabriel González, que era su párroco y Don Antonio Miguel, párroco de Bonete Albacete, hijo de este pueblo, por parte de milicianos armados que estaban al servicio del Frente Popular de Alcaraz. Conducidos al Ayuntamiento para prestar declaración, realmente fueron conducidos a la Casa del Pueblo de Albacete. Y en la noche del mismo día eran asesinados los tres en la carretera de Albacete a Pozo Cañada, se trata de la carretera que lleva a Murcia, a pocos kilómetros de Albacete.

Un testigo afirma que Don Enrique Pretel, ávido por conservar la vida, cuando se presentaron los milicianos en su casa, intentó huir por un huerto que había en la parte de atrás de la casa, saltando a través de él a la calle Llana. En esta calle, a su vez y a la misma altura, saltó a otro huerto, a través del cual podría haber llegado a la calle Barrera. No lo intentó porque algunos milicianos, supieron a donde se dirigía con lo cual, estaban preparados y a al espera para dar fin a aquella desesperada huida, al verse acorralado suplicó que lo auxiliasen y le ayudasen para no ser capturado. Una vez localizado por sus perseguidores estos no lo permitieron. El mismo testigo afirma que encabezada a los milicianos un joven que habiendo sido reprendido en público por Don Enrique por una mala acción que había cometido juró vengarse cuando llegase el momento, como así fue.

Llegados a Pozo Cañada, junto con Don Gabriel y Don Antonio Miguel, fue Don Enrique el primero en ser asesinado. Al parecer opuso cierta resistencia, lo que provocó una más cruenta muerte por parte de sus asesinos. Una vez asesinado éste, los milicianos extrajeron inmediatamente a Don Gabriel del interior del coche, arrastrándolo por los pies, desnucándole al recibir un golpe con el estribo; disparándole salvajemente varias veces sobre su cuerpo, le deshicieron el vientre. Don Antonio Miguel, durante el asesinato de sus dos compañeros, intentó alejarse del trágico escenario siendo acribillado. Después desvalijaron los cadáveres e incluso después de muertos fueron objeto de mutilaciones.