Suárez de Figueroa y Moya, Mª de la Piedad
Mª DE LA PIEDAD (PIEDAÍTA) SUÁREZ DE FIGUEROA Y MOYA
Presidenta de las Hijas de María en Villanueva de Alcardete
Había nacido en Villanueva de Alcardete (Toledo) el 16 de febrero de 1909. Hija de Don Juan Tomás, de raíces hidalgas, y de Doña Aureliana, de familia humilde. Tenía un hermano, Amalio, tres años mayor que ella, el cual murió asesinado cruelmente días antes a su hermana. El padre de ambos murió cuando tan sólo ella contaba con tres años. Mientras que su hermano llegó a obtener dos carreras universitarias, Piedaíta solamente recibió formación primaria en la escuela pública de Villanueva, completando su formación religiosa en el hogar y en la Parroquia. Los testimonios cercanos a ella subrayan que en su adolescencia sobresalía su fe sencilla, fuerte, plenamente católica. Su piedad cristiana estaba centrada en tres grandes amores: Jesús Sacramentado, la Virgen y San José. Como prácticas diarias tenía la comunión, el rezo del rosario, la oración mental. Su caridad, en especial hacia los más necesitados, constituye un especial distintivo. Sobresale su sentido de justicia en las relaciones laborales y en el trato cortés con el personal de su casa, corrigiendo así costumbres abusivas contra ellos. Destaca también su pureza, virtud emblemática de Piedad, vivida con exquisita elegancia y modestia: en este campo abundan testimonios, algunos dramáticos, que ensalzan su pureza heroica. Finalmente, sobresale en Piedaíta su inquietud apostólica al servicio de la Parroquia y como Hija de María; de esta asociación fue Presidenta Local. La cumbre de su vida espiritual llegó marcada por el martirio.
Al estallar la contienda civil fue detenida por el Comité, tras ser requerida para entregar la bandera de las Hijas de María. Estuvo encarcelada 2 ó 3 días. Fue sometida a pequeñas torturas, después de las cuales la mandaron a casa. Después fue detenido su hermano y su madre. Amelio fue descuartizado, echándole sal y vinagre en las heridas. Su madre regresaría a casa a finales de agosto. Durante este tiempo los milicianos intentaron en numerosas ocasiones abusar de Piedaíta. Con razón la oración que aprobó el Cardenal Pla rezaba en sus primeras frases: “Dulcísimo Jesús, que encuentras especial descanso en las almas puras, y reconoces el cruel tormento que costó defender su pureza virginal a tu sierva María de la Piedad...”
En los últimos días del mes de agosto y primeros de septiembre ofrecieron a la joven Piedaíta un salvoconducto para marcharse a Madrid. Ya no habría tiempo de nada, según los testimonios la noche del 5 de septiembre de 1936 sería detenida nuevamente, y esta vez junto a su madre. Tras el coche en donde iban ambas, otro conducía a los principales cabecillas del Comité. Fue la autoridad republicana la que asesinó a María Piedad y la autoridad republicana la que fusiló a los asesinos en octubre de 1937. Piedaíta fue brutalmente asesinada delante de su madre en la madrugada del 6 de septiembre de 1936 en la finca de Luján, en el término municipal de Luján (Cuenca).
Todavía bajo el gobierno de la República, la Audiencia provincial de Cuenca instruyó un proceso contra sus asesinos. Como consecuencia de la lucha por el poder entre los partidos políticos del Frente Popular, previa campaña conjunta de los periódicos Castilla Libre, ¡Alerta! y Frente Libertario, los anarquistas de Cuenca lograron en 1937 que fuesen detenidos y juzgados los asesinos. Por ser los acusados miembros de los partidos en el poder, las cosas se hicieron con formalidad poco frecuente: hubo tribunal, jurado popular, juicio y sentencia. La sentencia estuvo durante mucho tiempo perdida. Pero, dicen que, milagrosamente, en 1980 apareció el legajo auténtico de aquel proceso criminal. En el interrogatorio oficial, que además de sobrecogedor retrotrae en el tiempo a las persecuciones romanas de las mártires Lucía, Inés o Cecilia, consta que los asesinos violaron a la joven Piedaíta antes de rematarla, cuando estaba inconsciente y moribunda. Además le cortaron uno de sus pechos. La felonía llegó a tal grado que incluso todos abusaron de ella incluso después de muerta.
La Sierva de Dios María de la Piedad es modelo y símbolo de la joven fuerte y piadosa, que cuida celosamente su vida de pureza. Desde hace casi 70 años el lugar de su martirio es visitado frecuentemente por gentes de toda la comarca.)
Al estallar la contienda civil fue detenida por el Comité, tras ser requerida para entregar la bandera de las Hijas de María. Estuvo encarcelada 2 ó 3 días. Fue sometida a pequeñas torturas, después de las cuales la mandaron a casa. Después fue detenido su hermano y su madre. Amelio fue descuartizado, echándole sal y vinagre en las heridas. Su madre regresaría a casa a finales de agosto. Durante este tiempo los milicianos intentaron en numerosas ocasiones abusar de Piedaíta. Con razón la oración que aprobó el Cardenal Pla rezaba en sus primeras frases: “Dulcísimo Jesús, que encuentras especial descanso en las almas puras, y reconoces el cruel tormento que costó defender su pureza virginal a tu sierva María de la Piedad...”
En los últimos días del mes de agosto y primeros de septiembre ofrecieron a la joven Piedaíta un salvoconducto para marcharse a Madrid. Ya no habría tiempo de nada, según los testimonios la noche del 5 de septiembre de 1936 sería detenida nuevamente, y esta vez junto a su madre. Tras el coche en donde iban ambas, otro conducía a los principales cabecillas del Comité. Fue la autoridad republicana la que asesinó a María Piedad y la autoridad republicana la que fusiló a los asesinos en octubre de 1937. Piedaíta fue brutalmente asesinada delante de su madre en la madrugada del 6 de septiembre de 1936 en la finca de Luján, en el término municipal de Luján (Cuenca).
Todavía bajo el gobierno de la República, la Audiencia provincial de Cuenca instruyó un proceso contra sus asesinos. Como consecuencia de la lucha por el poder entre los partidos políticos del Frente Popular, previa campaña conjunta de los periódicos Castilla Libre, ¡Alerta! y Frente Libertario, los anarquistas de Cuenca lograron en 1937 que fuesen detenidos y juzgados los asesinos. Por ser los acusados miembros de los partidos en el poder, las cosas se hicieron con formalidad poco frecuente: hubo tribunal, jurado popular, juicio y sentencia. La sentencia estuvo durante mucho tiempo perdida. Pero, dicen que, milagrosamente, en 1980 apareció el legajo auténtico de aquel proceso criminal. En el interrogatorio oficial, que además de sobrecogedor retrotrae en el tiempo a las persecuciones romanas de las mártires Lucía, Inés o Cecilia, consta que los asesinos violaron a la joven Piedaíta antes de rematarla, cuando estaba inconsciente y moribunda. Además le cortaron uno de sus pechos. La felonía llegó a tal grado que incluso todos abusaron de ella incluso después de muerta.
La Sierva de Dios María de la Piedad es modelo y símbolo de la joven fuerte y piadosa, que cuida celosamente su vida de pureza. Desde hace casi 70 años el lugar de su martirio es visitado frecuentemente por gentes de toda la comarca.)