Montalvo González, Padre Juan Francisco


PADRE JUAN FRANCISCO MONTALVO GONZÁLEZ

Comunidad de Talavera de la Reina de los PP. Agustinos
El P. Juan Francisco Montalvo nació en Pontejos del Vino, provincia de Zamora, el día 24 de junio del año 1893. Recibió el sacramento del bautismo el 26 del mismo mes y año en la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de dicha localidad. Fueron sus padres, Francisco y Jerónima, agricultores de oficio. Y con ellos estuvo el joven Juan, ayudándoles y haciendo sus estudios en la escuela del pueblo. Luego fue a Santander, donde los agustinos tenían un Seminario Menor de humanidades, para ingresar más tarde en el Colegio-Seminario de Valladolid, tomando el hábito como religioso agustino el 22 de octubre de 1909. Un año después, el 23 de octubre de 1910, realizó su primera profesión de votos simples continuando en el mismo lugar para estudiar los cursos de filosofía. Pasó después al monasterio de La Vid, (Burgos) donde realizó los estudios de teología, moral y derecho y realizó la profesión solemne. Fue ordenado presbítero el cinco de octubre de 1918 y destinado al Colegio de Tapia (Asturias). En 1927 se trasladó a las casas que la provincia tiene en Brasil. Su delicada salud no le permitió estar allí por mucho tiempo y regresó a España. En 1934 estuvo en Uclés (Cuenca) como profesor de Gramática del Seminario Menor. Un año después, en 1935, fue destinado a Talavera de la Reina donde ejerció, juntamente con el P. Plácido Mallo, como capellán de las religiosas agustinas de clausura en el convento de San Ildefonso que en 1570 fundara el religioso agustino Alonso de Orozco en el año 1570, que desde el 9 de mayo de 2002 es venerado como santo.

Fue detenido juntamente con su hermano de hábito, el 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol, día en el que había celebrado la santa misa y consumido las formas que había en el sagrario. Nadie los volvió a ver en vida y no faltaron personas que aseguraron que ambos fueron brutalmente maltratados y martirizados y más aun enterrados y malheridos y con vida. Sufrieron un gran martirio. Hay que tener en cuenta que a su edad y dado su estado de delicada salud, estos religiosos no pudieron ser enviados a otros destinos o finalidades como por ejemplo al frente de batalla. Las religiosas agustinas de Talavera de la Reina los recuerdan con devoción como verdaderos mártires. Un sobrino de este religioso, de nombre Eugenio González, dice en una carta, el gran disgusto que se llevó su abuelo, el padre de Francisco, al saber en la familia por un escrito aviso de las agustinas, y no de los agustinos, el martirio de su hijo Juan. Aunque la cosa resultara incomprensible para la familia, no lo hubiera sido de haber llegado a su conocimiento que la mayor parte de los agustinos, entre ellos el mismo P. Provincial habían sido también martirizados y encarcelados. Es, sin duda alguna, un valiente testigo de la fe