González Mateo, Juan
JUAN GONZÁLEZ MATEO
Canónigo de la Catedral de Toledo
Nació en Corella (Navarra) el 20 de julio de 1884. A las doce ingresó en el Seminario de San José (Burgos), siendo ordenado sacerdote el 13 de junio de 1908. Demostrando gran aptitud y magníficas cualidades en sus años de estudio. El 24 de junio de 1908 fue nombrado coadjutor de la parroquia de San Gil de Cerrera del Río Alhama (La Rioja) cuyo cargo desempeñó hasta el 18 de octubre de 1910, fue nombrado cura ecónomo de Uruñuela, la villa se encuentra cerca de Nájera también en La Rioja. Mediante oposición ganó una canonjía el 31 de enero de 1921 para la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo. También ejerció durante muchos años como profesor del Seminario Conciliar de Toledo. Durante toda su vida trabajó con celo e inteligencia en el campo de la acción social católica, habiendo inspirado iniciativas y secundando con entusiasmo las de la Federación Agricolas Católicos de La Rioja. Por sus muchos trabajos realizados, fue nombrado hijo adoptivo y predilecto de Uruñuela (La Rioja), llevando su nombre una de las calles.
Desde el 22 de julio de 1936 no cesaban de llegar a sus oídos las noticias sobre los asesinatos de sacerdotes. Sabía que, si no lograba salir de Toledo, pronto le tocaría a él. Las últimas palabras que tuvo para sus familiares fueron las siguientes: -Si con mi vida se puede salvar España no me importa morir.
Salir por las puertas de la ciudad, muy vigiladas por los milicianos, era imposible sin ser detenido en algún control. Al ser verano y en aquella época eran muchos los que acudían al río Tajo, que circunda la ciudad, para bañarse. Don Juan era buen nadador y pensó que si lograba llegar al río como un bañista normal, lo cruzaría con facilidad, y escondiéndose en la otra orilla, esperaría a la noche para alejarse de esa especie de ratonera en que se había convertido la ciudad. Pero no lo consiguió. En el lugar denominado Barco de Pasajes de Toledo fue descubierto, denunciado e identificado como sacerdote, siendo allí mismo fusilado. Era el 1 de agosto de 1936.
Desde el 22 de julio de 1936 no cesaban de llegar a sus oídos las noticias sobre los asesinatos de sacerdotes. Sabía que, si no lograba salir de Toledo, pronto le tocaría a él. Las últimas palabras que tuvo para sus familiares fueron las siguientes: -Si con mi vida se puede salvar España no me importa morir.
Salir por las puertas de la ciudad, muy vigiladas por los milicianos, era imposible sin ser detenido en algún control. Al ser verano y en aquella época eran muchos los que acudían al río Tajo, que circunda la ciudad, para bañarse. Don Juan era buen nadador y pensó que si lograba llegar al río como un bañista normal, lo cruzaría con facilidad, y escondiéndose en la otra orilla, esperaría a la noche para alejarse de esa especie de ratonera en que se había convertido la ciudad. Pero no lo consiguió. En el lugar denominado Barco de Pasajes de Toledo fue descubierto, denunciado e identificado como sacerdote, siendo allí mismo fusilado. Era el 1 de agosto de 1936.