Estrada Altozano, Pedro


PEDRO ESTRADA ALTOZANO

Párroco de Navalcán
Nació el 11 de noviembre de 1879 en Torralba de Oropesa (Toledo). Sus padres se llamaban Ildefonso y Salustiana. Realiza sus estudios en el Seminario de Ávila y aquí se ordenó el 23 de septiembre de 1906. El mismo año de su ordenación sacerdotal, don Pedro empezó a ejercer como cura de Cardiel de los Montes (Toledo). El 19 de noviembre de 1909 se le traslada como ecónomo del Almendral (Toledo). Pocos meses después, en enero de 1910, se le nombra ecónomo de Poyales del Hoyo. Y, nuevamente, año y medio después, cura ecónomo de Guisando. Era el de junio de 1911. En 1912 ejerce en Alcañizo (Toledo), durante once años. Después pasa a Torralba de Oropesa. Y desde 1925 ocupa la parroquia de Navalcán (Toledo).

Se resistió a huir, a pesar de que muchos se lo aconsejaban. Él les decía: -Jamás dejaré yo mi pueblo sin cura. No me iré de la parroquia mientras alguno de mis feligreses pueda necesitar de mí. Fue detenido el 28 de julio y conducido al calabozo del Ayuntamiento de Navalcán, donde recibe malos tratos. Allí permaneció hasta la madrugada del 10 de agosto. Se le escucho afirmar durante los días de cárcel: -Los sacerdotes de Cristo siempre somos para los impíos, signo de contradicción. Por eso sufro contento. En vano pretenderán hacerme blasfemar. Jamás lo han de conseguir. Una de las torturas que más divertía a los milicianos era tenerle atado por los tobillos con sogas que colgaban de una viga del techo, y cuando le veían descuidado, tiraban de la soga, haciéndole caer de bruces al suelo, mientras le gritaban: -Anda, Pedrito, echa un sermón.

Tantas veces lo hicieron que no sólo magullaron todo su cuerpo, sino que descarnaron sus tobillos dejando al descubierto los huesos, como apareció al desenterrar el cadáver. La sádica broma les gustó tanto que al montarle en un camión, cuando ya le llevaban a asesinarle, un miliciano la repitió, cayéndose del vehículo e hiriéndose. Fue conducido a la finca "El Toril" de Velada (Toledo) y antes de ser fusilado pronunció palabras de perdón. Era, como hemos dicho, el 10 de agosto de 1936, festividad del mártir San Lorenzo.