García Esteban, Fr. Matías

  

FR. MATÍAS GARCÍA-ESTEBAN

Comunidad de La Puebla de Montalbán (Toledo)
Fr. Matías García-Esteban García-Huesa nació en Yepes (Toledo) el 25 de febrero de 1864. Sus padres fueron Perfecto y Juana. Desde los 14 a los 23 años trabajó como campesino, barbero y enfermero, y colaboró en las asociaciones religiosas de la parroquia. Tomó el hábito franciscano el 25 de abril de 1887 en el convento de Pastrana (Guadalajara). En la misma fecha de 1888 y en el mismo convento hizo su profesión temporal. Y allí mismo, la solemne el 26 de abril de 1891.

En ese convento permaneció hasta 1895. Pasó al de Consuegra (Toledo) hasta 1900. En ese año, pasó al de Segovia. En 1904 estaba en el de Arenas de San Pedro (Ávila). Y de nuevo en Segovia y Arenas entre 1907 y 1910. Tras unos años que no podemos documentar, le encontramos en La Puebla de Montalbán (Toledo) entre 1916 y 1919 como enfermero y refitolero. De 1921 a 1928 estuvo destinado en el convento de Ávila, en donde fue sacristán, enfermero y maestro de la escuela de niños. De 1928 a 1930 fue enfermero en el seminario menor franciscano de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Desempeñó ese mismo oficio, al que añadió el de portero, en Arenas de San Pedro de 1930 a 1934. Pasó después a la comunidad de La Puebla de Montalbán hasta su martirio, padecido el 31 de julio de 1936 cerca de Toledo, junto con Fr. Raimundo, Fr. Damián y Fr. Antonio, como se narrará en la página siguiente.

En su vida de seglar y en su vida de franciscano, Fr. Matías aunó la piedad y la caridad. Fue siempre fervoroso, pronto para el trabajo, para los actos comunes y la obediencia; alegre y servicial, poniendo sus conocimientos de hierbas medicinales, de enfermero, barbero y practicante al servicio de todos.

Cuando el 24 de julio los franciscanos fueron expulsados del convento, Fr. Raimundo, Fr. Matías y Fr. Antonio fueron acogidos por la misma familia en su casa. Fr. Damián estuvo en otra casa. Los cuatro fueron sacados de la respectiva casa el 31 de julio de 1936 por la mañana y, junto con cuatro varones seglares, conducidos en un camión hacia Toledo, con la excusa usual de que iban a declarar ante el Gobernador. Cerca ya de Toledo, un poco antes de llegar a la antigua Venta del Hoyo, en el kilómetro 4,300 de la carretera de Toledo a Ávila, bajaron del camión a los cuatro franciscanos y a los cuatro seglares y los fusilaron junto a la carretera. Serían las 3 de la tarde del viernes 31 de julio de 1936. Esa misma tarde fueron sepultados por miembros de la Cruz Roja en una misma fosa del cementerio municipal de Toledo, donde permanecen.