García Librán, Serafín
SERAFÍN GARCÍA LIBRÁN
Estudiante de medicina
Nace en Hereruela de Oropesa, provincia de Toledo y diócesis de Ávila, en 1911. Es hijo de Florentino García y Gregoria Librán. El hogar donde nace es profundamente cristiano. En ese ambiente se desarrollan los primeros años. Allí también germina la vocación sacerdotal de su hermano, don José, que muere mártir junto al propio Serafín y cuyo proceso diocesano ya está concluido.
Serafín comienza sus estudios de medicina en Madrid. En vacaciones, va a una casa de la sierra para descansar. Allí se junta con su hermano José, que viene huyendo de Gavilanes, por las amenazas de muerte que recibe en el pueblo. Ambos, en vista del peligro, y aconsejados por algunos feligreses, se marchan a una casa de doña Marcelina Vega, en el campo. Pero tan pronto como los rojos de la vecina villa de Pedro Bernardo conocen el lugar donde se hallaban escondidos, deciden ir a buscarlos y llevarlos con ellos. A Serafín le dan la oportunidad de escapar. Buscan al cura, pero él quiere correr la misma suerte que su hermano. Sabe que el desenlace puede ser la muerte, pero está dispuesto. No llegan al pueblo. Tienen prisa por matarlos. En el lugar conocido como La Cuesta de Lancho son asesinados los dos, el párroco y su joven hermano, estudiante de medicina.
Los perseguidores van hiriendo a los dos con hachas y armas cortantes. Quieren hacerles sufrir antes de que mueran, arrancar de ellos la apostasía. Son las cinco de la tarde de aquel día, 14 de agosto de 1936. Parece ser que nadie extraño al grupo de milicianos causantes de la muerte presencia el prolongado sufrimiento, pero debió de ser grande, a juzgar por el informe forense de los doctores Marcial Muñoz Martín y Ángel de Castro Muñoz, que levantan sus cadáveres por indicación del Juzgado Municipal de Pedro Bernardo.
La memoria de su martirio sigue viva hasta nuestros días. Sus familiares se alegrarían de su canonización.
Serafín comienza sus estudios de medicina en Madrid. En vacaciones, va a una casa de la sierra para descansar. Allí se junta con su hermano José, que viene huyendo de Gavilanes, por las amenazas de muerte que recibe en el pueblo. Ambos, en vista del peligro, y aconsejados por algunos feligreses, se marchan a una casa de doña Marcelina Vega, en el campo. Pero tan pronto como los rojos de la vecina villa de Pedro Bernardo conocen el lugar donde se hallaban escondidos, deciden ir a buscarlos y llevarlos con ellos. A Serafín le dan la oportunidad de escapar. Buscan al cura, pero él quiere correr la misma suerte que su hermano. Sabe que el desenlace puede ser la muerte, pero está dispuesto. No llegan al pueblo. Tienen prisa por matarlos. En el lugar conocido como La Cuesta de Lancho son asesinados los dos, el párroco y su joven hermano, estudiante de medicina.
Los perseguidores van hiriendo a los dos con hachas y armas cortantes. Quieren hacerles sufrir antes de que mueran, arrancar de ellos la apostasía. Son las cinco de la tarde de aquel día, 14 de agosto de 1936. Parece ser que nadie extraño al grupo de milicianos causantes de la muerte presencia el prolongado sufrimiento, pero debió de ser grande, a juzgar por el informe forense de los doctores Marcial Muñoz Martín y Ángel de Castro Muñoz, que levantan sus cadáveres por indicación del Juzgado Municipal de Pedro Bernardo.
La memoria de su martirio sigue viva hasta nuestros días. Sus familiares se alegrarían de su canonización.