Yusta Encabo, Valentín Hermenegildo
VALENTÍN HERMENEGILDO YUSTA ENCABO
Capellán de las Religiosas Benedictinas en Madrid
Nació en Valfermoso de las Monjas, provincia de Guadalajara, el 13 de Abril de 1873. Fue bautizado el 16 del mismo mes y año, y, Confirmado el 13 de Febrero de 1883. Era hijo de Matías y Petronila, conocida popularmente como Balbina. Cursó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Bartolomé de Sigüenza. Fue ordenado subdiácono el 17 de Noviembre de 1896; diácono el 17 de Diciembre de 1896 en las Témporas de Santo Tomás; y, Sacerdote el 31 de Marzo de 1987, en las témporas de Cuaresma. D. Valentín Hermenegildo fue un sacerdote de trato afable y bondadoso, y, era miembro de la Santa y Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid.
Ejerció su ministerio sacerdotal como párroco de Morata de Tajuña, provincia de Madrid. Después fue destinado, como coadjutor, a la parroquia de San Andrés, en Madrid. Más tarde, fue nombrado Teniente Mayor de la Parroquia de San Marcos, en Madrid, en donde habitualmente vivía, y confesor de los Religiosos Servitas. Por último, fue nombrado Capellán de las Religiosas Benedictinas de la Calle San Roque número 6 de Madrid. El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió cuando veraneaba en su pueblo natal, Valfermoso de las Monjas. Fue perseguido durante varios meses, estando primeramente oculto en casa de su hermana. Después, cuando los milicianos fueron en mayor número y destrozaron la Iglesia del Monasterio de las Benedictinas, huyó al monte escondiéndose en diversas cuevas naturales de las cercanías, entre Valfermoso y Ledanca. Después, pasó algún tiempo en Utande, provincia de Guadalajara. En sus pesquisas por atrapar a este sacerdote, los milicianos acorralaron a un fiel criado de su hermano, que le llevaba diariamente la comida a su escondite de Utande. Pero, nada pudieron contra este intrépido criado, llamado José Navarro Castillo, pues antes de delatar a D. Valentín Hermenegildo, prefirió ser fusilado.
Cansado de esta vida de penalidades, agotadas sus energías y lastimado en un tobillo por una caída sufrida, se volvió a casa de su hermana. En octubre vinieron un grupo de la F.A.I. a buscarlo. Una vez capturado, D. Valentín Hermenegildo fue conducido a quinientos metros del pueblo, donde le arrojaron violentamente del vehículo y, allí fue fusilado. En el mismo vehículo iba Patricio Yusta Lamparero, su sobrino, que también fue fusilado.
Esto sucedió en la carretera de Valfermoso de las Monjas a Utande, provincia de Guadalajara, a medio kilómetro del Monasterio de las Monjas Benedictinas, en el término de Gajanejos, el día 13 de Octubre de 1936. D. Valentín, murió diciendo a sus asesinos: “Yo os perdono y os bendigo”. Al día siguiente, los vecinos de Gajanejos fueron a recoger su cadáver y lo enterraron en el cementerio de Gajanejos, provincia de Guadalajara. Fue inscrito en el Registro Civil de este pueblo, pero en la Guerra Civil fue destruido y quemado. En su pueblo natal, familiares y amigos, mantienen muy vivo su recuerdo y su fama de mártir de Cristo, por lo que piden su canonización.
Ejerció su ministerio sacerdotal como párroco de Morata de Tajuña, provincia de Madrid. Después fue destinado, como coadjutor, a la parroquia de San Andrés, en Madrid. Más tarde, fue nombrado Teniente Mayor de la Parroquia de San Marcos, en Madrid, en donde habitualmente vivía, y confesor de los Religiosos Servitas. Por último, fue nombrado Capellán de las Religiosas Benedictinas de la Calle San Roque número 6 de Madrid. El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió cuando veraneaba en su pueblo natal, Valfermoso de las Monjas. Fue perseguido durante varios meses, estando primeramente oculto en casa de su hermana. Después, cuando los milicianos fueron en mayor número y destrozaron la Iglesia del Monasterio de las Benedictinas, huyó al monte escondiéndose en diversas cuevas naturales de las cercanías, entre Valfermoso y Ledanca. Después, pasó algún tiempo en Utande, provincia de Guadalajara. En sus pesquisas por atrapar a este sacerdote, los milicianos acorralaron a un fiel criado de su hermano, que le llevaba diariamente la comida a su escondite de Utande. Pero, nada pudieron contra este intrépido criado, llamado José Navarro Castillo, pues antes de delatar a D. Valentín Hermenegildo, prefirió ser fusilado.
Cansado de esta vida de penalidades, agotadas sus energías y lastimado en un tobillo por una caída sufrida, se volvió a casa de su hermana. En octubre vinieron un grupo de la F.A.I. a buscarlo. Una vez capturado, D. Valentín Hermenegildo fue conducido a quinientos metros del pueblo, donde le arrojaron violentamente del vehículo y, allí fue fusilado. En el mismo vehículo iba Patricio Yusta Lamparero, su sobrino, que también fue fusilado.
Esto sucedió en la carretera de Valfermoso de las Monjas a Utande, provincia de Guadalajara, a medio kilómetro del Monasterio de las Monjas Benedictinas, en el término de Gajanejos, el día 13 de Octubre de 1936. D. Valentín, murió diciendo a sus asesinos: “Yo os perdono y os bendigo”. Al día siguiente, los vecinos de Gajanejos fueron a recoger su cadáver y lo enterraron en el cementerio de Gajanejos, provincia de Guadalajara. Fue inscrito en el Registro Civil de este pueblo, pero en la Guerra Civil fue destruido y quemado. En su pueblo natal, familiares y amigos, mantienen muy vivo su recuerdo y su fama de mártir de Cristo, por lo que piden su canonización.