Lozano Tomás, Braulio
BRAULIO LOZANO TOMÁS
Párroco de Budia
Nació en Sagides, provincia de Soria, el día 25 de Noviembre de 1908 y era hijo de Braulio Lozano y Modesta Tomás, maestra de escuela. En la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Purificación de Sagides, en aquel momento diócesis de Sigüenza, fue bautizado el día 2 de Diciembre de 1908 por D. Domingo Lozano Martínez, párroco de Miedes, provincia de Guadalajara, con licencia expresa del párroco de Sagides, D. Leandro Puago Martínez. Fueron sus padrinos los abuelos maternos, Jacinto Tomás y Águeda Martínez.
Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de San Bartolomé de Sigüenza Latín, Humanidades y Filosofía. La Sagrada Teología la cursó en la Universidad Pontificia de Toledo y obtuvo el grado de licenciado. El día 20 de Diciembre de 1930, recibió en Toledo, con dimisorias del Sr. Obispo de Sigüenza, el subdiaconado; y, en Marzo de 1931 el diaconado. El 30 de Mayo de 1931, fue Ordenado Sacerdote, celebrando su primera Misa Solemne el 15 de Junio del mismo año en Barahona, provincia de Soria. Ejerció su ministerio sacerdotal como párroco de Campisábalos y Albendiengo, ambas en la provincia de Guadalajara y Villasayas, en la provincia de Soria. Después, fue nombrado párroco de Budia, en la provincia de Guadalajara.
Ejercía como párroco de Budia, cuando ocurrió un violento altercado, entre derechistas e izquierdistas, y esto motivó el envío, desde Guadalajara, de una sección de guardias de asalto al mando de un comisario, que mandó detener a un buen número de personas, entre ellas al sacerdote, aunque no había razón para detenerle, ya que no había intervenido en la refriega ni se había mezclado en el asunto. Fue detenido el 20 de Julio de 1936 e, inmediatamente, ingresó en la Cárcel de Guadalajara.
Tres días después, el 22 del mismo mes, se le puso en libertad, al tomar el ejército nacional la capital. Pero, los milicianos, llegados de Madrid, la sitiaron y lograron retomarla. Durante el sitio, estuvo administrando los sacramentos a los moribundos, y, cuando le aconsejaron que huyese para salvar la vida, prefirió seguir ejerciendo su sagrado ministerio. Cuando los milicianos retomaron Guadalajara, D. Braulio volvió a ingresar en la Prisión Provincial de Guadalajara, donde sufrió junto a otros sacerdotes: torturas, humillaciones y malos tratos.
El día 6 de Diciembre de 1936, por la tarde, la aviación nacional bombardeaba Guadalajara. Los milicianos, enfurecidos por este hecho, asaltaron la cárcel y fusilaron a todos los detenidos, comenzando por los sacerdotes. Su cadáver fue enterrado en el cementerio de Guadalajara. Su defunción está inscrita en el Registro Civil de Budia, el 8 de Mayo de 1941. Sus restos fueron exhumados el 15 de Abril de 1941 y trasladados al cementerio de Barahona, provincia de Soria, donde se enterraron el 5 de Junio del mismo año en la misma sepultura que sus familiares. En la capital de Guadalajara, sigue muy vivo el recuerdo de esta trágica ejecución, y, por ello, el pueblo cristiano alcarreño, considerando mártires a todos los que fueron inmolados en estas circunstancias, pide su canonización.
Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de San Bartolomé de Sigüenza Latín, Humanidades y Filosofía. La Sagrada Teología la cursó en la Universidad Pontificia de Toledo y obtuvo el grado de licenciado. El día 20 de Diciembre de 1930, recibió en Toledo, con dimisorias del Sr. Obispo de Sigüenza, el subdiaconado; y, en Marzo de 1931 el diaconado. El 30 de Mayo de 1931, fue Ordenado Sacerdote, celebrando su primera Misa Solemne el 15 de Junio del mismo año en Barahona, provincia de Soria. Ejerció su ministerio sacerdotal como párroco de Campisábalos y Albendiengo, ambas en la provincia de Guadalajara y Villasayas, en la provincia de Soria. Después, fue nombrado párroco de Budia, en la provincia de Guadalajara.
Ejercía como párroco de Budia, cuando ocurrió un violento altercado, entre derechistas e izquierdistas, y esto motivó el envío, desde Guadalajara, de una sección de guardias de asalto al mando de un comisario, que mandó detener a un buen número de personas, entre ellas al sacerdote, aunque no había razón para detenerle, ya que no había intervenido en la refriega ni se había mezclado en el asunto. Fue detenido el 20 de Julio de 1936 e, inmediatamente, ingresó en la Cárcel de Guadalajara.
Tres días después, el 22 del mismo mes, se le puso en libertad, al tomar el ejército nacional la capital. Pero, los milicianos, llegados de Madrid, la sitiaron y lograron retomarla. Durante el sitio, estuvo administrando los sacramentos a los moribundos, y, cuando le aconsejaron que huyese para salvar la vida, prefirió seguir ejerciendo su sagrado ministerio. Cuando los milicianos retomaron Guadalajara, D. Braulio volvió a ingresar en la Prisión Provincial de Guadalajara, donde sufrió junto a otros sacerdotes: torturas, humillaciones y malos tratos.
El día 6 de Diciembre de 1936, por la tarde, la aviación nacional bombardeaba Guadalajara. Los milicianos, enfurecidos por este hecho, asaltaron la cárcel y fusilaron a todos los detenidos, comenzando por los sacerdotes. Su cadáver fue enterrado en el cementerio de Guadalajara. Su defunción está inscrita en el Registro Civil de Budia, el 8 de Mayo de 1941. Sus restos fueron exhumados el 15 de Abril de 1941 y trasladados al cementerio de Barahona, provincia de Soria, donde se enterraron el 5 de Junio del mismo año en la misma sepultura que sus familiares. En la capital de Guadalajara, sigue muy vivo el recuerdo de esta trágica ejecución, y, por ello, el pueblo cristiano alcarreño, considerando mártires a todos los que fueron inmolados en estas circunstancias, pide su canonización.