Herranz Martínez, Casimiro
CASIMIRO HERRANZ MARTÍNEZ
Párroco de Garganta de los Montes (Madrid)
Nació en Campillo de Dueñas, provincia de Guadalajara, el día 4 de Marzo de 1912, en el seno de una familia humilde y religiosa. Casimiro HerranzFue el segundo de cuatro hermanos. A los ocho años quedó huérfano de padre, y, a los doce años ingresa en el Seminario de Madrid-Alcalá, donde cursó sus estudios eclesiásticos. Fue Ordenado Sacerdote el día 15 de Junio de 1935, en la capilla del Seminario de Madrid. Y celebró su primera Misa Solemne en Campillo de Dueñas el día 26 de Junio de 1935, siendo sus padrinos eclesiásticos, D. Bienvenido Herranz Martínez, y, D. Luis Martínez Martínez, ambos primos suyos.
El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió siendo párroco de Garganta de los Montes, en la provincia de Madrid. Vivía aquí con una hermana, más joven que él, que le atendía la casa. Por el peligro que corría, fue escondido en un pajar, los vecinos de este pueblo cuidaban de él, especialmente, su sacristán, Manuel Herranz Herranz, y una vecina, Rosario. Al final, cuando empeoró la situación decidió huir a la zona nacional. Parece ser que llegó hasta Usanos, provincia de Guadalajara, donde pidió ayuda a un campesino, sin embargo, éste lo delató. Detenido, fue encarcelado en la Prisión de Guadalajara, donde se encontró con otros tantos sacerdotes presos como él y por el mismo motivo, ser sacerdote de Cristo Jesús. El día 6 de Diciembre de 1936, por la tarde, la aviación nacional bombardeaba Guadalajara. Los milicianos, enfurecidos por este hecho, asaltaron la cárcel y fusilaron a todos los detenidos, comenzando por los sacerdotes.
En la capital de Guadalajara, sigue muy vivo el recuerdo de esta trágica ejecución, y, por ello, el pueblo cristiano alcarreño, considerando mártires a todos los que fueron inmolados en estas circunstancias, pide su canonización.
El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió siendo párroco de Garganta de los Montes, en la provincia de Madrid. Vivía aquí con una hermana, más joven que él, que le atendía la casa. Por el peligro que corría, fue escondido en un pajar, los vecinos de este pueblo cuidaban de él, especialmente, su sacristán, Manuel Herranz Herranz, y una vecina, Rosario. Al final, cuando empeoró la situación decidió huir a la zona nacional. Parece ser que llegó hasta Usanos, provincia de Guadalajara, donde pidió ayuda a un campesino, sin embargo, éste lo delató. Detenido, fue encarcelado en la Prisión de Guadalajara, donde se encontró con otros tantos sacerdotes presos como él y por el mismo motivo, ser sacerdote de Cristo Jesús. El día 6 de Diciembre de 1936, por la tarde, la aviación nacional bombardeaba Guadalajara. Los milicianos, enfurecidos por este hecho, asaltaron la cárcel y fusilaron a todos los detenidos, comenzando por los sacerdotes.
En la capital de Guadalajara, sigue muy vivo el recuerdo de esta trágica ejecución, y, por ello, el pueblo cristiano alcarreño, considerando mártires a todos los que fueron inmolados en estas circunstancias, pide su canonización.