García Cortijo, Sebastián


SEBASTIÁN GARCÍA CORTIJO

Párroco de Mohernando
Era natural de Las Inviernas, provincia de Guadalajara, y nació el día 20 de Enero de 1870. Su padre se llamaba Domingo García, era el secretario de este pueblo, y se casó, en segundas nupcias, con Simona Pastor.

El Cardenal Segura le confirió el sagrado orden sacerdotal, en Toledo, el día 9 de Marzo de 1895. Fue capellán de las Carmelitas Descalzas de San José en Guadalajara. Cuando comienza la guerra, este sacerdote celoso y sencillo, era el párroco de Mohernando, provincia de Guadalajara. Fue a casa de su hermano Feliciano el día que mataron a Calvo Sotelo, y hablaron del peligro que se avecinaba; aunque su hermano le pidió que se quedara allí, él no quiso aceptar la invitación de éste porque era el cabeza de familia de una numerosa familia. Así pues, ésta le llevó a Pastrana, el día 16 de Julio, a casa de D. Teodoro del Álamo, que era párroco de ese pueblo.

Su hermano Feliciano seguía insistiendo, una vez más, que se fuera con ellos porque en el pueblo los respetaban mucho; pero al fin, decidió irse con su madre, a Mohernando. El 21 de Julio de 1936, aunque ya no pudo celebrar la santa Misa, procuró consumir las Sagradas Especies Eucarísticas, para evitar que fuesen profanadas. La gente del pueblo quiso ocultarlo, pero tenían miedo, ya que el día 25 de Julio de 1936, por la mañana, los milicianos sacaron todos los objetos de la iglesia y los quemaron. Se veía el fuego desde el convento de los Salesianos, no muy lejano. El ambiente que se respiraba en el pueblo era bastante antirreligioso.

Llegó a Mohernando el Cardenal de Toledo, y, se hospedó en el convento. Por la tarde, fue a la parroquia para administrar el sacramento de la confirmación. Estaba exhortando a los fieles cuando, de repente, entraron dos o tres mozalbetes y le increparon, sin ningún respeto. El Cardenal percibió que el ambiente antirreligioso crecía y se encrespaba por momentos, y, al finalizar la visita, avisó a todos los religiosos del convento Salesiano que la persecución religiosa era bastante fuerte. Un sacerdote salesiano, quiso minimizar el peligro, y no darle mucha importancia. Pero la persecución no tardó en llegar hasta allí.

D. Sebastián se ocultó en casa de unos hermanos suyos, hasta el día 9 de Agosto de 1936, en que fue descubierto y trasladado a la Cárcel de Guadalajara, en unión con el P. Miguel Lasaga, Director del Seminario Salesiano, y cinco seminaristas de Mohernando. En la cárcel de Guadalajara permaneció D. Sebastián hasta el día 6 de Diciembre de 1936, en que la aviación nacional bombardeaba Guadalajara. Los milicianos, enfurecidos por este hecho, asaltaron la cárcel y fusilaron a todos los detenidos, comenzando por los sacerdotes.

Su cadáver fue llevado a una fosa común existente en la carretera de Chiloeches, a un kilómetro de Guadalajara, más o menos. Su hermano Feliciano que era médico, reconoció los restos de su hermano, tras la exhumación, y, los llevó al cementerio de Guadalajara. Tanto en el pueblo, donde ocurrieron estos lamentables sucesos, como en toda la comarca circundante, su fama de martirio es manifiesta, y por ello, el pueblo cristiano pide su canonización.