Fraile Fraile, Pedro


PEDRO FRAILE FRAILE

Párroco de Trijueque
Era natural de Pastrana, provincia de Guadalajara, y nació el día 14 de Abril de 1899. Era hijo de Eusebio Fraile y María Mercedes Fraile. Fue bautizado en la parroquia de la Asunción de Ntra. Sra. por D. Cayetano Barrios, el día 17 del mismo mes y año, siendo de madrina, Francisca Hernández Ranera. Fue Ordenado Presbítero, en Toledo, el día 17 de Diciembre de 1921, por el Cardenal Almaraz y Santos. Cuando comenzó la guerra civil se encontraba ejerciendo el ministerio sacerdotal en Trijueque, provincia de Guadalajara, y, allí vivió oculto, junto a su feligresía, durante una temporada; comprometiéndose uno de sus feligreses, que era zapatero, de proporcionarle cuanto necesitara.

Deseando trasladarse a su pueblo natal, ya que los milicianos habían descubierto en Trijueque su escondite, salió del pueblo acompañado de la persona anteriormente mencionada. Se despidió de éste, a unos pocos kilómetros de la salida, y, cuando D. Pedro se encontraba en el término municipal de Atanzón, provincia de Guadalajara, fue detenido por unos milicianos, que al darse cuenta de que era sacerdote, lo condujeron ante el alcalde de Torija, provincia de Guadalajara. Éste llamó a los vecinos del pueblo, para que se reunieran en la plaza, y allí, simulando una corrida de toros, pusieron al sacerdote en medio como si fuese una res, para mofarse e injuriarle.

Después de semejante mofa, el Alcalde se lo volvió a entregar a los milicianos, junto con otras personas, también detenidas. Todos ellos fueron asesinados, el 17 de Agosto de 1936, en Torija (Guadalajara), junto a las tapias del cementerio. D. Pedro fue enterrado dos días después. Cuando el día 18 de Octubre de 1939 fue exhumado su cadáver para trasladarlo al cementerio de Pastrana, en su boca se le encontró una medalla de la Milagrosa, e incluso, con la intención de habérsela tragado, si hubiera sido necesario, para evitar que se la fuera arrebatasen por los milicianos y fuera profanada.

Tanto en el pueblo, donde ocurrieron estos lamentables sucesos, como en toda la comarca circundante, su fama de martirio es manifiesta, y por ello, el pueblo cristiano pide su canonización.