Recuenco Encina, Claudio

  

CLAUDIO RECUENCO ENCINA

Párroco de La Fuensanta
Nació, el día 30 de octubre de 1882, en Villar de Olalla, Cuenca. Desde muy joven sintió y demostró su vocación sacerdotal, ingresando en el Seminario donde cursó todos los estudios sacerdotales. Fue ordenado Presbítero en diciembre de 1906. Durante 10 años fue Coadjutor de San Lorenzo de la Parrilla, y posteriormente Ecónomo de la misma. Desde 1918 a 1932 fue Párroco de Villarejo Periesteban, Cuenca, pasando en 1930 a ser Párroco de La Fuensanta, siendo muy querido y respetado por todos.

Al arreciar la persecución religiosa se refugió en casa de su hermana en su pueblo natal. Pocos días antes de ser apresado estuvo con su sobrina, la que le dijo que se fuera del pueblo porque sería perseguido por los propios vecinos, a lo que respondió: “Como Ministro de Jesucristo estoy dispuesto a sufrir con paciencia todo, como buen católico, teniendo en cuenta lo mucho que padeció Jesús, el Señor, en su pasión y muerte por todo el género humano; y por tanto, nunca negaré mi profesión de sacerdote, estando dispuesto a sufrir todo cuanto Dios me tenga destinado... ¿Qué vienen a por mí y me matan? Así estará dispuesto por el Ser Supremo...”.

El día 19 de septiembre, entre la ocho y nueve de la noche, se presentaron en casa de su hermana varios milicianos armados preguntando dónde estaba el cura que tenía escondido. Se hizo presente él mismo ante los milicianos, que lo detuvieron, le ataron fuertemente los brazos a la espalda y le hicieron subir a un automóvil para trasladarlos a Cuenca. Por el camino, a pesar de ser insultado y maltratado, conservó hasta el final gran tranquilidad, rezando el Santo Rosario. Escribió un interesante diario desde el principio de la revolución hasta el día de su muerte, perfilando día a día el carácter impío, anticatólico y antinacional de la revolución marxista vivida en la zona republicana.

Murió asesinado el 19 de septiembre de 1936 cerca del cementerio de Cuenca por ser sacerdote y por odio a la fe católica. Se recuerda su muerte en su pueblo, en los pueblos que ejerció el ministerio sacerdotal y en la ciudad de Cuenca, teniéndolo como mártir.