Pastor De La Cruz, Graciano
GRACIANO PASTOR DE LA CRUZ
Ecónomo de Campo Arcis y La Portera
Nació el día 18 de diciembre de 1905 en Villar de Olalla, Cuenca. Hijo de Samuel Pastor Sánchez y Teodora de la Cruz Martínez, tenía cuatro hermanos: Fernando (sacerdote que murió asesinado en Motilla), Felicia, Lucrecia y Jesús. Estudió en Cuenca y en Toledo, siendo ordenado sacerdote el año 1928. Fue un sacerdote buenísimo y lleno de virtudes, que acostumbraba a repartir muchas limosnas a los pobres.
Cantó su primera misa en Barchín del Hoyo, y fue nombrado Coadjutor de Iniesta, después Regente de Landete y finalmente Ecónomo de Campo Arcis y La Portera, donde trabajó y mejoró mucho la vida religiosa de sus feligreses, siendo muy querido y respetado por todos. Pocos días antes de empezar la Guerra Civil y al extenderse la violenta persecución religiosa le ofrecieron irse al extranjero pero no quiso dejar su parroquia, dejando abandonados a sus feligreses.
Unos días después del 19 de julio, salió por la noche sin cenar y sin provisiones temiendo una sangrienta persecución, yendo a ocultarse a una de las aldeas que rodeaban su parroquia donde pasó unos ocho días. Pero viendo que comprometía a los que le ocultaban, a pesar de que a toda costa le querían ocultar, se entregó personalmente al comité del pueblo de La Portera, para que lo llevaran a Requena.
Antes de llegar a recogerlo las milicias del pueblo, se presentó un buen hombre de Requena, que le invitó a acompañarle, con objeto de salvarle la vida, pero detenido fue insultado y maltratado. D. Graciano les decía: “¿Por qué me queréis matar?.... Tan amigos que hemos sido, que hemos convivido juntos, sin haber tenido nunca el menor disgusto, y ahora esto. ¿Por qué? ¿No recordáis mis visitas cuando estabais enfermos, cuando os daba consuelo, cuando os daba alimento porque no teníais que comer?...¿ni del trabajo que os he conseguido cuando carecíais de el?”. Si nunca os he hecho daño, ¿Por qué me tratáis de esta manera tan despiadada y tan cruel? De esta manera consiguió que lo dejaran encerrado en la cárcel de Requena durante ocho días más. Pero antes se presentó una turba desenfrenada para asesinar a todos los detenidos en aquella cárcel, y al decirles que allí había un cura lo buscaron y lograron dar con él, atado y a fuerza de culatazos, le hicieron subir a un camión. Pidió que no lo matasen, ya que tenía que cuidar de sus padres muy ancianos y enfermos. Llegados al sitio de la ejecución, a fuerza de golpes y bofetadas, le hicieron bajar, obligándole a despojarse de la americana, le ordenaron diese un paso adelante, mientras, por detrás, le hicieron una descarga cerrada, que le causó la muerte.
Antes de morir pudo gritar: “¡Viva la Religión Católica!, ¡Viva Cristo Rey!”. Después de muerto, los asesinos se dirigieron a su domicilio en Campo Arcis, incautándose todo lo que tenía y quemando en la plaza del pueblo lo que no les servía. Murió asesinado el día 4 de agosto de 1936, en el sitio llamado “Fuencaliente”, a unos dos kilómetros de Requena (Valencia), por Dios y por ser sacerdote.
Cantó su primera misa en Barchín del Hoyo, y fue nombrado Coadjutor de Iniesta, después Regente de Landete y finalmente Ecónomo de Campo Arcis y La Portera, donde trabajó y mejoró mucho la vida religiosa de sus feligreses, siendo muy querido y respetado por todos. Pocos días antes de empezar la Guerra Civil y al extenderse la violenta persecución religiosa le ofrecieron irse al extranjero pero no quiso dejar su parroquia, dejando abandonados a sus feligreses.
Unos días después del 19 de julio, salió por la noche sin cenar y sin provisiones temiendo una sangrienta persecución, yendo a ocultarse a una de las aldeas que rodeaban su parroquia donde pasó unos ocho días. Pero viendo que comprometía a los que le ocultaban, a pesar de que a toda costa le querían ocultar, se entregó personalmente al comité del pueblo de La Portera, para que lo llevaran a Requena.
Antes de llegar a recogerlo las milicias del pueblo, se presentó un buen hombre de Requena, que le invitó a acompañarle, con objeto de salvarle la vida, pero detenido fue insultado y maltratado. D. Graciano les decía: “¿Por qué me queréis matar?.... Tan amigos que hemos sido, que hemos convivido juntos, sin haber tenido nunca el menor disgusto, y ahora esto. ¿Por qué? ¿No recordáis mis visitas cuando estabais enfermos, cuando os daba consuelo, cuando os daba alimento porque no teníais que comer?...¿ni del trabajo que os he conseguido cuando carecíais de el?”. Si nunca os he hecho daño, ¿Por qué me tratáis de esta manera tan despiadada y tan cruel? De esta manera consiguió que lo dejaran encerrado en la cárcel de Requena durante ocho días más. Pero antes se presentó una turba desenfrenada para asesinar a todos los detenidos en aquella cárcel, y al decirles que allí había un cura lo buscaron y lograron dar con él, atado y a fuerza de culatazos, le hicieron subir a un camión. Pidió que no lo matasen, ya que tenía que cuidar de sus padres muy ancianos y enfermos. Llegados al sitio de la ejecución, a fuerza de golpes y bofetadas, le hicieron bajar, obligándole a despojarse de la americana, le ordenaron diese un paso adelante, mientras, por detrás, le hicieron una descarga cerrada, que le causó la muerte.
Antes de morir pudo gritar: “¡Viva la Religión Católica!, ¡Viva Cristo Rey!”. Después de muerto, los asesinos se dirigieron a su domicilio en Campo Arcis, incautándose todo lo que tenía y quemando en la plaza del pueblo lo que no les servía. Murió asesinado el día 4 de agosto de 1936, en el sitio llamado “Fuencaliente”, a unos dos kilómetros de Requena (Valencia), por Dios y por ser sacerdote.