Olmo Fernández, Gerardo del
GERARDO DEL OLMO FERNÁNDEZ
Ecónomo de Balsalobre
Don Gerardo nació en Olmedilla de Arcas, Cuenca, el día 3 de octubre de 1909. Era hijo de Lorenzo del Olmo Villa y Salvadora Fernández García y tenía nueve hermanos: Jesús, Áurea, Eugenio, Feliciano, Eugenia, Patrocinio, María, Constancio y Cirilo. Estudió en el Seminario de Cuenca, recibiendo el sacerdocio el año 1933. Fue nombrado poco después Ecónomo de Balsalobre.
Este joven sacerdote era un celoso cumplidor de sus deberes sacerdotales y de ejemplar conducta moral. Ardía en deseos de conquistar almas para Dios, a lo que consagraba todos sus esfuerzos, especialmente en la catequesis con los niños.
Al poco tiempo de comenzar la persecución religiosa, fue detenido y maltratado cruelmente junto con el Cura Párroco de Torrecilla. Antes de ser asesinados se confesaron los dos sacerdotes mutuamente, y exclamaron: “Damos nuestra vida por Cristo....”. ¡Viva Cristo Rey! Mientras esto decían, fueron acribillados por las balas, y al día siguiente fueron quemados sus cadáveres.
Murió, pues, asesinado el día 22 de agosto de 1936, a las ocho de la mañana, en el río Tajo, entre Vega del Codorno (Cuenca) y Guadalaviar (Teruel), por ser sacerdote y por odio a la fe de Cristo. Los pocos restos que quedaron de su cuerpo, fueron recogidos y enterrados secretamente por unos hombres piadosos, no lejos del lugar donde murió.
Este joven sacerdote era un celoso cumplidor de sus deberes sacerdotales y de ejemplar conducta moral. Ardía en deseos de conquistar almas para Dios, a lo que consagraba todos sus esfuerzos, especialmente en la catequesis con los niños.
Al poco tiempo de comenzar la persecución religiosa, fue detenido y maltratado cruelmente junto con el Cura Párroco de Torrecilla. Antes de ser asesinados se confesaron los dos sacerdotes mutuamente, y exclamaron: “Damos nuestra vida por Cristo....”. ¡Viva Cristo Rey! Mientras esto decían, fueron acribillados por las balas, y al día siguiente fueron quemados sus cadáveres.
Murió, pues, asesinado el día 22 de agosto de 1936, a las ocho de la mañana, en el río Tajo, entre Vega del Codorno (Cuenca) y Guadalaviar (Teruel), por ser sacerdote y por odio a la fe de Cristo. Los pocos restos que quedaron de su cuerpo, fueron recogidos y enterrados secretamente por unos hombres piadosos, no lejos del lugar donde murió.