Iborra Picazo, Nemesio
NEMESIO IBORRA PICAZO
Párroco de Tarazona de la Mancha
Nació el día 19 de diciembre de 1868, en Requena, y descendía de una larga familia de comerciantes que vinieran de Torrente. Sus padres se llamaban Vicente y Ascensión. De su matrimonio nacieron Nemesio, el futuro sacerdote, Antonio, Luis, Telesforo, Florentino, María, Vicenta y Julia. Vivieron frente a la Parroquia del Salvador de Requena, hasta que se trasladaron a la Glorieta. Era miembro de la banda de música de Requena, e incluso actuó alguna vez después de haber ingresado en el Seminario, con permiso de sus Superiores.
Estudió la carrera eclesiástica en el Seminario de Cuenca. Fue ordenado sacerdote el día 17 de febrero de 1894. Tomó parte en diversos concursos y obtuvo buenas parroquias. En 1897, tras haber estado un tiempo destinado a Los Corrales de Utiel, fue nombrado párroco de S. Antonio de Requena, donde vivió con su hermana Vicenta y su abuela. Fue confesor de las monjas de Requena, cuentan que decía: “las monjas son siete veces mujeres”. En 1909 consiguió la Parroquia de Aliaguilla, renunciando para seguir en San Antonio. En 1917 fue destinado a Villarejo de Fuentes, y en 1923, por permuta, fue a Villanueva de la Jara, donde aún le recuerdan como un muy buen sacerdote. Se lo daba todo a los pobres, y la familia temía que un día les diera hasta su comida. Sus hermanas participaban en los eventos parroquiales que organizaba. En 1930 fue nombrado párroco de Tarazona de la Mancha.
Familiares suyos, en los meses anteriores al alzamiento, le aconsejaron que se fuera con ellos a Valencia, pero dijo que en el pueblo estaba bien porque era muy querido y porque era donde debía estar. Incluso rechazó ir a dar la Primera Comunión a una sobrina suya, para no dejar su puesto. Su familia le vio por última vez, el día 29 de junio en la celebración de la Misa de San Pedro, y durante ese día.
Desde Albacete llegaron a Tarazona a buscarlo. Él fue sacado de su domicilio vestido con sotana y manteo, entró en el coche que le esperaba a la puerta de su casa y, con diez personas más, lo llevaron cerca de Rubielos Bajos, donde los mataron y luego quemaron sus cadáveres. Antes de morir fueron absueltos los compañeros de martirio por D. Nemesio. En Tarazona hay una fosa que recuerda a los martirizados y conserva los restos que quedaron. Su hermano Florentino también fue asesinado, sacándolo de casa con el pretexto de que habían encontrado el cuerpo de su hermano y debía ir a identificarlo. Murió acribillado por las balas al saltar del coche cuando se dio cuenta de que lo iban a matar.
Estudió la carrera eclesiástica en el Seminario de Cuenca. Fue ordenado sacerdote el día 17 de febrero de 1894. Tomó parte en diversos concursos y obtuvo buenas parroquias. En 1897, tras haber estado un tiempo destinado a Los Corrales de Utiel, fue nombrado párroco de S. Antonio de Requena, donde vivió con su hermana Vicenta y su abuela. Fue confesor de las monjas de Requena, cuentan que decía: “las monjas son siete veces mujeres”. En 1909 consiguió la Parroquia de Aliaguilla, renunciando para seguir en San Antonio. En 1917 fue destinado a Villarejo de Fuentes, y en 1923, por permuta, fue a Villanueva de la Jara, donde aún le recuerdan como un muy buen sacerdote. Se lo daba todo a los pobres, y la familia temía que un día les diera hasta su comida. Sus hermanas participaban en los eventos parroquiales que organizaba. En 1930 fue nombrado párroco de Tarazona de la Mancha.
Familiares suyos, en los meses anteriores al alzamiento, le aconsejaron que se fuera con ellos a Valencia, pero dijo que en el pueblo estaba bien porque era muy querido y porque era donde debía estar. Incluso rechazó ir a dar la Primera Comunión a una sobrina suya, para no dejar su puesto. Su familia le vio por última vez, el día 29 de junio en la celebración de la Misa de San Pedro, y durante ese día.
Desde Albacete llegaron a Tarazona a buscarlo. Él fue sacado de su domicilio vestido con sotana y manteo, entró en el coche que le esperaba a la puerta de su casa y, con diez personas más, lo llevaron cerca de Rubielos Bajos, donde los mataron y luego quemaron sus cadáveres. Antes de morir fueron absueltos los compañeros de martirio por D. Nemesio. En Tarazona hay una fosa que recuerda a los martirizados y conserva los restos que quedaron. Su hermano Florentino también fue asesinado, sacándolo de casa con el pretexto de que habían encontrado el cuerpo de su hermano y debía ir a identificarlo. Murió acribillado por las balas al saltar del coche cuando se dio cuenta de que lo iban a matar.